La protagonista de esta historia es María Eugenia Zumoffen, una docente rural de la escuela Gregorio Spiazzi N° 24
Fotos Facebook Caro Taborda
En las crisis se puede ver lo mejor y lo peor de las personas. En estos días la vocación se potenció y todos los días se conocen pequeñas historias que llegan al corazón. Una de ellas se dio en la región y tuvo como protagonista a María Eugenia Zumoffen, una docente rural que a partir de la suspensión de las clases presenciales y ante las dificultades de acceso a internet en la zona, decidió empezar a recorrer en bote las islas y dejar casa por casa las tareas a sus alumnos, además de los alimentos del comedor escolar.
María Eugenia es maestra desde hace 20 años en las islas entrerrianas. Ir a trabajar nunca fue fácil para ella, por las condiciones climáticas, las distancias y los niveles del río. Pero le apasiona educar en lugares recónditos. “A mí me apasiona tratar de estar donde muchas veces no nos animamos”, dijo sobre su vocación en diálogo con el Programa A Diario que se emite por Radio 2.
Este miércoles el Paraná llegó a medir 40 centímetros y algunas zonas son de imposible acceso. María Eugenia todavía se las ingenia para llegar a sus siete alumnos y jóvenes por terminar el secundario de la escuela Gregorio Spiazzi N° 24. No es la única, en Entre Ríos son 11 las escuelas isleñas y muchos maestros navegan para llegar hasta sus alumnos, aunque incluso algunos corren con menos suerte que ella porque no cuentan con embarcación propia y dependen de los padres que los vayan a buscar.
Otra pequeña historia que nos deja la pandemia. En este caso la de una gran heroína más, que escudada en su anonimato, juró cumplir con fidelidad las obligaciones de su profesión el mismo día en que se recibió como maestra.