CLG dialogó con Santiago Laiolo, el fundador de "El Sol Sale para Todos", después de donar un vivero electrónico a una escuela pública de la ciudad.
Por Matías Gregorio
En medio de jornadas cargadas de política por las elecciones provinciales del 16 de junio, la fundación «El Sol Sale para Todos» volvió a irrumpir en la agenda rosarina al donar días atrás un vivero electrónico a una escuela pública de la ciudad.
El técnico electrónico y docente Santiago Laiolo es quien encabeza la experiencia que busca llevar energías renovables a los sectores más vulnerables de la sociedad. En este caso, la donación realizada apunta a que los chicos y docentes aprendan tanto de conceptos de electrónica como del cultivo de alimentos y a la vez empiecen a tener conciencia energética para llegar a la sustentabilidad.
«Si bien ya lo teníamos diseñado, no le habíamos visto el lado pedagógico que podía llegar a tener. Con la inclusión de Roberto Elguera, un hombre que tiene una discapacidad motriz y que hace diseño 3D, surgió la idea de hacerlo desarmable y allí comencé a pensar en cómo lograr que se use en las escuelas», contó el joven de 33 años en diálogo con CLG. «El vivero es portátil y podés tener varios con distintas plantas sometidas a diferentes situaciones, con distintas luces, con distintos tipos de riego y distintos sustratos de tierra. Es experimental, con el objetivo de que los chicos y los docentes lo puedan utilizar como un proyecto integrador», agregó Laiolo.
El vivero electrónico fue donado a la Escuela de Educación Técnica Nº 288 Osvaldo Magnasco, establecimiento educativo ubicado en Montevideo y Ovidio Lagos que viene trabajando con un proyecto de cultivo hidropónico. La respuesta de la gente, tanto en este como en otros proyectos, «ha sido positiva».
«Todos se enganchan porque las cosas se ven, se tocan y son reales, todo tiene muchos años de trabajo encima», sostuvo quien da clases en electrónica desde los 18 años.
Si bien la fundación se formalizó este año, Santiago, su fundador, lleva mucho tiempo trabajando en el proyecto que no sigue ningún fin económico. De hecho, invirtió todos sus ahorros para comprar equipos y hacer pruebas, siempre pensando en el medio ambiente y las energías renovables: «No buscamos una fabricación de equipos didácticos para escuelas, por eso damos el código y el hardware abierto de todo lo que hacemos, porque de esa manera nosotros aprendimos».
«El Sol Sale para Todos» funciona a pura voluntad, con una comisión directiva integrada por cuatro miembros, entre ellos Santiago. Además, hay muchos colaboradores que se van sumando según el proyecto. «Estamos viendo si podemos conseguir algún subsidio para poder seguir con las donaciones, porque hasta ahora se hace todo a pulmón, dedicándole tiempo de la familia», reconoció Laiolo. Actualmente, están tratando que distintos actores de la sociedad se unan para que la fundación sea inclusiva y siga avanzando.
El año pasado, Santiago desarrolló junto con sus alumnos de la Escuela Técnica Nº 2 un controlador electrónico para termotanques solares, trabajo por el que obtuvieron una mención del Conicet en Concursol (Concurso para crear equipos de uso social que funcionen con energías renovables).
«Hoy los termotanques solares se instalan y la gente dice que rinden como esperaban, entonces apuntamos al mejoramiento del rendimiento eléctrico de los componentes y a la capacitación de la conciencia energética», sostuvo Laiolo, y explicó: «La placa registra datos meteorológicos, los comparte en una red y logra casi por completo la autosustentabilidad del termotanque. Administra inteligentemente la energía que tiene el termotanque solar almacenada en el agua».
«Tenemos muchísimos proyectos armados», aseguró el investigador. Entre ellos, se encuentra el de capacitar a chicos que estén en situaciones de riesgo en el recambio de luminaria vieja a tecnología led: «La luminaria vieja se desarma, se limpia, se pinta, se le da electricidad y se genera una lámpara que se iba a tirar a una lámpara nueva que consume mucho menos electricidad». También tienen en mente una iniciativa de construir baños móviles para asentamientos precarios. «Avanzamos con proyectos tangibles porque no podemos ir a plantar un termotanque solar en los sectores vulnerables sino tenemos la posibilidad de hacerlo en todos los hogares».
Según comentó Santiago, desde que se sancionó una ley para que las empresas y las casas empiecen a tener cierto porcentaje de energía renovable, «comenzaron a surgir un montón de empresas fantasmas». «Por ejemplo, un termotanque solar sin una placa de control, no sirve. Las empresas te ponen el termotanque y se van, y en los papeles figura que tienen tanto porcentaje de energía renovable», cuestionó. Ante esto, están empezando a trabajar en tareas de investigaciones y divulgación con el fin de hacer hacer publicaciones para que el usuario sepa que está comprando cuando adquiere un termotanque solar.
«Esto es el futuro, si no pensamos en la energía renovable, nos vamos al tacho. La humanidad está en su adolescencia y se encontró con el sueldo del padre en la billetera y salió a gastar toda la plata. Gastamos energía con materiales que no se renuevan y que contaminan el medio ambiente, siendo que tenemos la posibilidad tecnológica de no estar haciéndolo», afirmó Laiolo desde su taller ubicado en la zona oeste de la ciudad.
Si bien considera que «han crecido bastante», necesitan la ayuda de todos para continuar realizando donaciones y promover el cuidado de la naturaleza. Los interesados pueden contactarse a través de su página web o mediante las redes sociales.