Se dio un aumento del 4,59% respecto a junio, según un informe del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana de Santa Fe
En julio, una familia tipo en Rosario necesitó casi 900 mil pesos para no caer bajo la línea de pobreza, según el último informe del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana de Santa Fe (Isepci). Este dato refleja un aumento del 4,59% en las necesidades básicas con respecto al mes anterior y un incremento acumulado del 118% desde diciembre.
El Isepci elabora mensualmente el Índice Barrial de Precios (IBP), que mide los costos de la canasta básica en los comercios de cercanía de los barrios populares de Rosario y otras localidades de la provincia. En julio, el costo total de esta canasta fue de $889.139 para una familia compuesta por dos adultos y dos niños, lo que equivale a tres salarios mínimos para no caer por debajo de la línea de pobreza.
Solo la Canasta Básica Alimentaria (CBA) representó un gasto de $400.513, casi dos salarios mínimos. Desde el Isepci subrayaron que estos costos están lejos de los montos que cubren los programas sociales o las asignaciones familiares.
Sofía Botto, directora provincial del Isepci, criticó las proyecciones del gobierno nacional sobre una inflación en descenso y la recuperación del poder adquisitivo. «Este es un trabajo colectivo que demuestra cómo el aumento de precios sigue golpeando a las familias», afirmó Botto.
Según el informe, el IBP en julio mostró un incremento del 4,59% respecto a junio, contrastando con la inflación del 4% reportada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y el 4,5% publicado por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) de Santa Fe.
El informe del Isepci también desglosó los gastos de la CBA: aproximadamente $195 mil se destinan a productos de almacén, $80 mil a verdulería y $125 mil a carnicería. A pesar de la inflación mensual de 4%, la más baja registrada en los últimos doce meses, los ingresos familiares continúan siendo insuficientes para cubrir las necesidades básicas.
En resumen, los informes revelan una realidad económica compleja para las familias rosarinas, que deben enfrentar precios en constante aumento mientras sus ingresos se mantienen insuficientes para cubrir los costos básicos de vida.