Se trata de Juan de Dios Gutiérrez, quien fue denunciado por la madre de la adolescente: al momento del hecho, el cura dirigía un movimiento juvenil cristiano en la localidad catamarqueña de Belén
Un sacerdote católico fue condenado a la pena de 12 años de prisión por abusar sexualmente de una menor de edad en la provincia de Catamarca en 2015.
Se trata de Juan de Dios Gutiérrez, quien fue denunciado por la madre de la adolescente: al momento del hecho, el cura dirigía un movimiento juvenil cristiano en la localidad catamarqueña de Belén.
Durante el juicio se supo que el sacerdote habría manipulado a la joven para entablar una relación de índole sexual con él y no le permitía hablar con nadie.
En las últimas horas, Gutiérrez fue condenado por el delito de «abuso sexual con acceso carnal, agravado por la condición de ser representante de un culto religioso».
El fiscal del caso, Miguel Mauvecín, había solicitado la condena de 15 años de prisión para Gutiérrez a quien calificó de «depredador sexual», mientras que querella había solicitado al tribunal 20 años de prisión efectiva.
El ahora condenado conoció la sentencia en una Casa Parroquial, donde se encuentra aislado porque tiene coronavirus.
El debate había comenzado la semana pasada y el veredicto fue dado a conocer por el tribunal de la Cámara Penal de Tercera Nominación de Catamarca, integrado por los jueces Patricia Raquel Olmi, César Marcelo Soria y Jorge Rolando Palacio.
Se supo que la pena se va a hacer efectiva cuando la sentencia quede firme.
«Es algo histórico para la Justicia de Catamarca. Hoy recibimos la sentencia todos juntos con mi familia. Ha sido emocionante; hubo muchos sentimientos encontrados», dijo la madre de la víctima ante la prensa local.
Y agregó: «Hoy puedo decir que sí, que hoy la tengo a mi hija de vuelta. Ella, al escuchar la sentencia, supo que se hizo justicia. Tiene muchas ganas de vivir. Hoy la tengo conmigo para siempre».
En tanto, la abogada de la querella, Silvia Barrientos, indicó: «Por suerte tenemos la condena que se merecía. Esto significa mucho no solo para la familia, sino también para todas las otras víctimas de abusos eclesiásticos y de abuso en general».