Regionales

Un recorrido por las estancias del sur del Litoral que se presenta como un viaje en el tiempo


CLG habló con Cristina Goytia, reconocida psicóloga y escritora rosarina que confeccionó durante más de 7 años "Estancias con historias: Rosario mirando al campo", un libro que pone la mirada sobre la arquitectura y lo que pasaba dentro de ella

El sur del litoral ofrece en sus rutas imágenes y panoramas sin igual. Desde las llanuras extensas y sus campos sembrados, hasta construcciones antiguas que hacen posibles, para quienes las visiten, un viaje en el tiempo express. Así las estancias supieron mantenerse en el tiempo y pasaron de ser las escuelas de la zona, a centros históricos y culturales que mantienen la esencia de una Argentina que daba sus primeros pasos como país.

Con toda esta curiosidad Cristina Goytia, reconocida psicóloga y escritora rosarina, confeccionó durante más de 7 años «Estancias con historias: Rosario mirando al campo», un libro que pone la mirada sobre la arquitectura y lo que pasaba dentro de ella. CLG habló con la escritora, quien presentó su libro en la Sede del Jockey Club de Rosario ante una «abrumadora» cantidad de gente y con la presencia del reconocido periodista Mario Markic, conductor del programa «En el Camino», emitido por TN.

Goytia contó que trazó con un compás la zona de influencia a Rosario, es decir, «no es campo por azar y por eso están estancias de Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y Córdoba». Allí identificaron 40, pero no cualquier estancia sino las «activas» que muestra la diferencia de las que se pueden encontrar en la provincia de Buenos Aires que «son para el turismo». Es por ello que dieron con estancias que en su época servían como foco de expensa, o centro de justicia: «Hay lugares con celdas para la gente que no se portaba dentro de la ley».

«Esos reflejos también nos mostraron bancos o cuando venía un malón y tenían que defenderse como podían», agregó la escritora.

La primera estancia que aparece en el libro, no fue un hecho azaroso sino que se eligió a La Santo Domingo ya que fue la sede del cacique Vilipulo. Años más tarde, Juan De Garay, fundador de Santa Fe levantó la estacia que fue heredada de generación en generación. «Allí se colocaron todos los fundadores de la provincia de Santa Fe, tiene más de 400 años como establecimiento», dijo Goytia y contó que sus últimos propietarios la familia Colombetti la compró a un precio de remate.

Otra de las más famosas, y que remarcó la escritora, fue la estancia jesuítica Carcarañal, que en sus comienzos abarcó desde San Lorenzo a Villa María, en la provincia de Córdoba. Lo que simplemente la autora se animó a definir como «una locura».

«Algunas estancias tenían escuelas como La California y que pidió que pase el tren por la puerta», retrató la mujer y rápidamente agregó: «Otras tenían su propio cementerio, y en La California, por ejemplo, hay una que tiene una maestra norteamericana que se enamoró de un ingles que la convenció de casarse en Santa Fe y están enterrado ahí».

También las familias son importantes, como las siete generaciones que vivieron y viven en un mismo lugar. Mesas para 24 personas y colores y estandartes únicos para utilizar en las carreras de caballos.

Los algibes, las baldosas rojas características de estos lugares, las reja y las construcciones de planta baja son algunas de las particularidades que se pueden ver a través de este libro que tiene 23 estancias de las 40 visitadas. «Esto es todo a pulmón y te puedo asegurar que compiten al mismo nivel que libros españoles o alemanes».

«Acá hay un denominador común: la practicidad, porque venía gente con plata y sin plata. En una segunda etapa ya llegaron las construcciones complejas», describió Goytia sobre la experiencia que le dejó visitar 40 estancias de la región.

La impresión del libro a color, que es acompañado con imágenes de Raúl Bambi García, fue editado por la Imprenta Borselino, en la zona sur de Rosario.

El libro deja por fuera un montón de situaciones que pasaron Cristina y quienes viajaban con ella, desde caerse en un zanjón, esperar un tractor al mejor estilo taxi o perderse en caminos de tierra que parecían no tener fin.

Además, en el libro que tiene 140 páginas también hay estancias que desaparecieron luego de los años, pero están mencionadas y dibujadas por la importancia que tenían.

El libro se puede encontrar en todas las librerías de Rosario y cuenta con el apoyo de Asociación Pro Rosario, de la cual la escritora forma parte, y donarán más de 20 libros a bibliotecas populares de la ciudad.