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Un poco de historia: a 176 años de la Batalla de Punta Quebracho


Un 4 de junio de 1846 a la vera del río Paraná, donde hoy está Puerto San Martín, se desató una guerra contra ingleses y franceses

Se cumple un nuevo aniversario de la Batalla de Punta Quebracho, un hecho que aun habiendo ocurrido en nuestra región y a la vera de nuestro río Paraná es, para muchos, desconocido. El Monumento que lo recuerda se encuentra en la localidad de Puerto General San Martín, sin embargo, el sitio histórico original donde ocurriera la Batalla está hoy dentro de la empresa Cargill señalado apenas con una cruz.

El 4 de Junio de 1846 una flota integrada por buques mercantes secundados por buques de guerra llegó a la altura de Punta Quebracho, actual localidad de Puerto General San Martín. En total sumaban cuarenta las naves y venían río abajo incursionando con fines comerciales. Sobre la barranca las baterías al mando del Gral. Lucio N. Mansilla con 17 cañones, 600 infantes y 150 carabineros esperaban el paso del convoy. Mansilla dio la orden de fuego al grito de: “Viva la Soberana Independencia Argentina”. Favorecidos los patriotas por la altura de la barranca, las baterías resultaron inaccesibles para los buques invasores, dos se fueron a pique, otros debieron tirar su carga para aligerarse y en el caos de la huida algunas vararon, el combate duró dos intensas horas. Fue una auténtica derrota para los enemigos. Fue una auténtica victoria para nuestra soberanía. Ingleses y franceses se convencieron que no podían navegar con impunidad nuestros ríos porque había patriotas decididos a defenderlos. Anoticiado San Martín de la Batalla de Punta Quebracho le escribe a Tomás Guido: “Tentado estuve de mandarle a Rosas la espada que contribuyó a defender la independencia americana, por aquel acto de entereza en el cual con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglo – francesa que, pocos o muchos, sin contar con elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia”.

¿Por qué se produce la Batalla de Punta Quebracho?

El 13 de agosto de 1845 Juan Manuel de Rosas, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires a cargo de la Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina encargó por nota a su cuñado, el general Lucio Mansilla, “constituir cuanto antes en la costa firme del Paraná una batería en el punto más aparente para ofrecer un resistencia simultánea, de modo que la escuadra enemiga no pueda pasar más adelante”.

La escuadra enemiga era una poderosa expedición naval de las principales potencias de entonces, Francia e Inglaterra, que ante la negativa por parte del Gobierno de Rosas de permitirles navegar libremente los ríos de la Confederación decidieron, como dice O´Donnell, “ganar mercados a cañonazos”.

Promediando el siglo XIX Inglaterra desarrollaba su pujante industria abriéndose camino para incrementar mercados compradores de sus manufacturas. En ese marco industrial y comercial, navegar el interior Confederal significaba para aquella no solamente llegar a las provincias litoraleñas, amarrando directamente en sus puertos, sino también, y esto es de un interés fundamental, llegar al seno de la América del Sur, remontando el Paraná y el Uruguay: a Bolivia, Paraguay y el sur de Brasil.

La insistencia de Inglaterra y Francia, primero diplomática y luego militar, para navegar libremente los ríos interiores obedecía a la necesidad de dos nuevas potencias mundiales que se desarrollaban a expensas de los recursos de antiguas colonias y territorios en los que pretendían una posición de dominio y privilegio.

“El capitalismo tenía ahora a su disposición a todo el mundo, y la expansión del comercio internacional y de la inversión internacional mide el entusiasmo con el que se aprestó a conquistarlo. El comercio mundial entre 1800 y 1840
no se había doblado por completo. Entre 1850 y 1870 aumentó el 260%”.

Las sucesivas presiones diplomáticas, siempre acompañadas de naves de guerra, de Francia e Inglaterra encontraron en el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y representante de las Relaciones Exteriores de la Confederación una defensa firme de la soberanía, dignidad de las provincias y su gente traducida en la férrea negativa a ceder a las presiones externas y sus unitarios socios internos. Los sucesos bélicos que se desatan a partir del año 1845 muestran de qué modo los países “civilizados”, ideales de la aristocracia oligarca local, avanzan comercialmente, pero también muestran, y esto es lo más importante, que un pueblo decidido a no dejarse avasallar puede pelear por lo suyo y ganarle a los poderosos.

La Vuelta de Obligado y la Guerra del Paraná

Sobre la margen derecha del Paraná, a la altura de la actual localidad de Obligado, partido de San Pedro, Provincia de Buenos Aires, allí donde el río hace un recodo y gira, donde además se angosta en 700 metros de cauce aproximadamente el General Lucio Mansilla al mando de 2500 hombres se dispuso a bloquear con audacia y firmeza el paso de las fuerzas extranjeras. El resto de la historia es conocida, las gruesas cadenas, la audacia y la convicción de la defensa patriótica, el ingenio, los recursos, los lanchones alineados bloqueando el paso enemigo. El 20 de Noviembre de 1845 en Vuelta de Obligado la incursión de las potencias logró su cometido, remontó el Río Paraná y siguió hasta alcanzar Asunción pero allí en dónde intentaban “hacer puerto” grupos de gauchos, hombres y mujeres a caballo defendieron la Soberanía impidiéndoles su empresa. A este conjunto de batallas de defensa se lo conoce como “Guerra del Paraná” y se extendió desde Vuelta de Obligado a la victoria definitiva en Punta Quebracho.

Las hostilidades finalizaron con la firma de los tratados por separado en donde se reconocieron todos los puntos requeridos por la Confederación, coronando una contundente victoria armada con una victoria diplomática nacional y el reconocimiento de la soberanía argentina sobre el Paraná, y el saludo del pabellón argentino con 21 cañonazos de la escuadra francesa.

Pensar nuestra Soberanía y luchar por recuperarla

Todo proyecto de Nación se funda sobre la base de una esperanza compartida, por eso su condición se desliza desde el presente hacia el pasado con la mirada en el futuro. Hoy en nuevo Aniversario de la Batalla de Punta Quebracho repasamos los hechos para buscar en ese pasado que nos es común la defensa de la Soberanía, la defensa de nuestros ríos y sus recursos para encontrar el legado que aliente su recuperación. El Río Paraná y sus puertos están desde hace décadas en manos de monopolios extranjeros siendo la presencia misma del imperialismo en nuestro país. Los barcos que lo navegan llevando los millones de toneladas que son producto de nuestra tierra y trabajo de nuestras gentes son, también, extranjeros. El gobierno Argentino prepara una nueva Licitación para los trabajos que esta importantísima vía navegable requiere, una licitación para volver a dejarlo en manos extranjeras. Sin embargo, como lo hicieran los patriotas que lucharon por la Soberanía en la Guerra del Paraná a lo largo de la extensa y próspera Cuenca del Plata se forman Foros por la Recuperación del Paraná, en cada pueblo, en cada ciudad a lo largo de sus costas, poniendo la mirada en el futuro de una Nación justa, libre y definitivamente Soberana.

(*) Erika Gnoatto – Profesora de Historia. Integrante del Foro por la Recuperación del Paraná