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Un “mundo fantástico” en pleno corazón de Tablada


Por Andrea Astiasuain

“Si de repente es una salsa, o por ejemplo si es arroz, se hierven diez o doce paquetes que se hacen en ese fuentón que está acá. Cuando está listo, suena el timbre y se entrega”. Sandra describe de esa manera un día común en Mundo Fantástico, el comedor que se encuentra en Garibaldi y Patricias Argentinas, en el corazón de barrio Tablada.

Mundo Fantástico nació hace siete años realizando eventos para niños, tras una promesa de Sandra después de que a su pareja Catalina le pronosticaran tres meses de vida. “Compramos un inflable y hamacas. Cada tres o cuatro meses cerrábamos las calles y empezaba la diversión”, cuenta la titular del comedor desde el living de su casa, donde funciona el mismo. “Este lugar está orgullosamente hecho por mujeres. De hecho, somos un matrimonio de señoras grandes”, agrega.

Sandra tiene 58 años y su compañera 62. Ambas son las responsables de este proyecto. Sandra ama la cocina y se dio cuenta que los eventos para niños no bastaban, entonces decidió empezar a cocinar. Para eso, comenzó a recolectar cosas que la gente dejaba en los contenedores. “Salía con una tricicleta a las 6 de la mañana y juntaba toda la porquería que encontraba por la calle: ya sea cartón, chatarra, vidrio o ropa”, recuerda mientras prepara el mate.

Dos sillas de ruedas, ropa colgada por toda la casa, tres lavarropas funcionando e incontables bolsas con juguetes no la dejan mentir cuando dice que se volvió una acumuladora compulsiva, porque “todo sirve”. Ya no sale a recolectar, pero utiliza el mismo carro para llevar todo tipo de cosas a la feria, “la que queda por Segui y Rouillón”, para venderlas y con ese dinero sustentar el comedor.

Mundo Fantástico es un lugar atípico. Algunas veces son 200, otras 300 y, a veces, hasta 400 personas. Un día puede haber canelones, otro día empanadas y en otra oportunidad se comerán torrejas de lentejas con arroz. La gente llega, trae su tupper, la olla, la cacerola y se lleva la comida. “Para comer como en casa, hay que cocinar como si se estuviera cocinado en casa”, afirma y añade: “Eso es lo que no queremos perder, la costumbre de comer en familia”.

Un mundo fantástico para los chicos (y para los grandes también)

El comedor abre sus puertas los días lunes y viernes. ¿Por qué los extremos de la semana? “El viernes porque, en líneas generales, la gente junta la plata durante toda la semana para pasar el fin de semana y darse un gusto. Entonces, el viernes no tiene que gastar en comida y el lunes tampoco, por si se quedaron sin plata”, explica Sandra. Allí nadie se queda sin comer. Si bien los chicos son prioridad, todo el que llega y quiere un plato de comida, lo tiene.

La crisis actual que atraviesa el país, los aumentos y la inflación hacen cada vez más difícil comprar los insumos para poder cocinar. “Todo sirve”: ese es el lema que Sandra le repite a las personas para recibir donaciones y aclara: “No tenemos apoyo político, tampoco religioso y no recibimos dinero. Sólo en una ocasión y porque fue una promesa de una persona que es actualmente uno de los motores de Mundo Fantástico. A la persona que desea donar algo, yo le digo lo que necesito y lo trae. Si es mercadería, genial”.

Este comedor va más allá de lo que es la comida porque no se involucra solo en llenar la panza, sino que además lleva a cabo la “campaña de los medicamentos”: una especie de botiquín comunitario que tiene desde ibuprofeno hasta insulina. Además recibe ropa, calzado, muebles y juguetes que son entregados a otros tres comedores de la ciudad, creando así una red solidaria y colaborativa.

El hogar de Sandra y Catalina involucra a mucha gente. El timbre suena las 24 horas. Las necesidades aumentan y los recursos son pocos, pero sobran las ganas de cambiar la realidad. Lo social es accionar. Eso es amor, eso es Mundo Fantástico.