Los hombres cuyas madres se vieron enfrentadas a hechos estresantes al inicio del embarazo tienen de media un esperma de peor calidad y un nivel menor de testosterona que los demás, según un estudio publicado este jueves.
Entre los 643 hombres australianos de 20 años estudiados por los investigadores, aquellos cuyas madres sufrieron «al menos tres hechos vitales estresantes», como un divorcio, un duelo o la pérdida de un empleo durante las 18 primeras semanas de gestación, presentaban una media de 36% menos de espermatozoides, y estos tenían un 12% menos de movilidad, detalla el estudio, publicado en la revista especializada Human Reproduction.
Además, su nivel de testosterona era un 11% más bajo que el de quienes no se vieron expuestos a tales momentos de estrés. Cuando este tipo de acontecimientos se produjeron en el último trimestre del embarazo, los investigadores no observaron ninguna diferencia significativa.
Estos trabajos no demuestran una relación de causa y efecto, sino que sugieren que «la exposición materna a acontecimientos vitales al inicio del embarazo, un periodo sensible para el desarrollo de los órganos reproductores masculinos, podrían tener importantes efectos secundarios durante toda la vida en la fertilidad de los hombres», destaca Roger Hart, profesor de medicina de la reproducción en la universidad de Australia Occidental, quien dirigió el estudio.
Aunque es poco probable que el estrés en las primeras semanas de gestación sea una causa de esterilidad por sí misma, podría contribuir a aumentar este riesgo, junto a otros factores como el tabaco, el consumo de alcohol, la diabetes, la obesidad y quizás la exposición a perturbadores endocrinos, añade el profesor Hart.
Estudios realizados en roedores sostienen la hipótesis según la cual el estrés provoca una bajada del nivel de testosterona en los fetos, señaló Richard Sharpe, profesor honorario del Centro de Medicina de Reproducción de la universidad de Edimburgo, en Escocia, quien no participó en el estudio.
Varias investigaciones mostraron en los últimos años una reducción de la calidad del esperma de los hombres de ascendencia europea. Un análisis publicado en 2017 y basado en 43.000 hombres mostró una caída de casi el 50% de la concentración de espermatozoides en esta población en los últimos 40 años, a un nivel que sigue estando no obstante en la horquilla «normal» establecida por la Organización Mundial de la Salud. En cambio, no se constató ninguna reducción significativa en Sudamérica, Asia ni África.