En medio de una sociedad individualista y que vive a un ritmo acelerado, pequeños acontecimientos de la vida cotidiana hacen poner el foco en lo que es verdaderamente importante. La solidaridad y el preocuparse por el otro, incluso cuando la situación propia no es la mejor. CLG tuvo la posibilidad de presenciar un hecho muy aleccionador.
Un acto de agradecimiento entre dos amigos. Ambos hombres viven la dura vida de la calle, sin un techo sobre sus cabezas y sobreviviendo como se puede un día más.
Según se pudo ver, uno de ellos quería entregarle a otro un dinero, pero éste se lo rechazó. Sin embargo, el primero insistió y le recordó: «Vos me prestaste cuando yo no tenía, ahora te lo devuelvo». Pero el segundo volvió a decir que no en reiteradas ocasiones. El intercambio terminó cuando el que tenía el dinero propuso: «Bueno, entonces vamos a comer algo juntos el domingo».
Así, en un pequeño momento de complicidad, mientras las personas caminaban a su alrededor sin saber nada al respecto, estos dos hombres enseñaron qué es y cómo debe aplicarse la solidaridad y el amor. Un verdadero ejemplo de que muchas veces el que más da es el que menos tiene y lo hace sin esperar nada a cambio.