Ciudad
Informes CLG

#EntrevistaCLG

Un comedor que ayuda a 200 personas necesita colaboración para no cerrar


Jorgelina Sosa, fundadora de "El Señor", apela a la solidaridad de la comunidad para seguir alimentando a cientos de personas todos los sábados

 

Por Matías Gregorio

El comedor “El Señor” es un lugar conocido en la zona sur de la ciudad por el aporte social que brinda. Tres años atrás, Jorgelina Sosa, una madre luchadora del barrio, comenzó a servirles un plato de comida a cerca de 30 niños todos los sábados al mediodía en Uriburu y la costa del río. Con el tiempo se sumaron las madres de los chicos y luego familias enteras. Hoy, ante la gran crisis que sacude al país, casi 40 familias, con un total de aproximado de 200 personas, se acercan hasta el comedor en búsqueda de una ración de comida, e incluso hay gente en lista de espera.

Jorgelina no recibe donaciones. Todo lo pone de su bolsillo. Desde las garrafas para poder cocinar cuando la lluvia no le permite usar leña hasta las frutas, verduras y los distintos alimentos. Sólo recibe la colaboración de Gerardo Di Cosco, el presidente de la Asociación Industriales Panaderos y Afines de Rosario, que le entrega una importante ración de pan, facturas y bizcochos.

Pero el último sábado la encargada de llevar adelante el comedor comunitario vivió una situación angustiante. Por primera vez no pudo darles una ración de comida a todos los que se acercaron. Las ollas quedaron vacías y aún había gente esperando para poder comer, un derecho básico que en la Argentina de hoy se tornó un privilegio.

«Compré una caja de hamburguesas para hacer con fideos y no me alcanzó. Me puse mal, lloré y me descompuse. No puedo seguir bancando el comedor sola cuando cada vez viene más gente», comentó Jorgelina con la voz entrecortada en diálogo con CLG.

A raíz de esa situación, su marido, gran ayuda para el funcionamiento del comedor junto con el resto de la familia, tomó la decisión de cerrar el lugar en el acceso sur de la ciudad ya que «la situación no da para más». Según narró Jorgelina, hasta el momento no sabe si abrirá el próximo sábado dado que se quedó sin provisiones y no puede comprar más «porque hasta mi heladera está vacía». «‘Le damos de comer a un montón de personas y no tenemos para comer nosotros'», le remarcó su marido.

Los integrantes de la familia Sosa no tienen un empleo fijo. Mientras Jorgelina se dedica a criar y vender chanchos, el marido pesca y hace fletes. «No es que somos ricos, también tengo mis hijos y mi familia», expresó la madre.

«Necesitamos todo», se sinceró la entrevistada. Desde alimentos no perecederos (fideos, arroz, condimentos), hasta alimentos frescos (carnes, frutas, verduras, leches, levaduras), utensilios de cocina (ollas, coladores, fuentes) y artículos de limpieza.

Jorgelina supo recibir la colaboración de los Ex Combatientes de Malvinas, pero tiempo después dejaron de ir. «No recibo donaciones de nadie. Cuando voy a pedir algo y no me dan respuestas, sigo adelante sola. Y esto es una lucha día a día», aseguró, y no dejó de mostrarse sorprendida ante la creciente demanda: «Es increíble la situación que está pasando la gente».

Actualmente, el comedor está desarrollando su estatuto para poder darle el marco jurídico correspondiente a la organización y así obtener la personería jurídica con el fin de obtener más ayuda siendo una asociación civil.

Más allá de no recibir donaciones, la madre contó que desde el primer día se acercaron varias personas «a dar una mano», cocinando o repartiendo la comida. «Así como ellos, todo lo que hago lo hago de corazón porque me gusta, desde cocinar hasta hablar con los chicos«. Para Jorgelina el comedor es un fuente de amor, donde los niños le llevan cartas y dibujos. «Si yo dejo esto, es como que dejo un pedazo de mí», admitió.

Por lo pronto, Gerardo Di Cosco la alentó a que siga adelante y difundió la causa por distintos medios de comunicación, lo que ya generó el llamado de varias personas. Jorgelina acudió a la solidaridad de toda la comunidad como última instancia para poder seguir ayudando aunque sea un día a la semana a cientos de necesitados. Las colaboraciones se pueden realizar comunicándose al teléfono 0341-153130316.