Lavee fue ayer el primero de unos 150 trabajadores sanitarios del Centro Médico Sheba que participaron en el estudio, que incluye a 6.000 personas que recibirán la cuarta dosis de la vacuna
“Hice esto con todo el corazón por dos razones: primera, para protegerme, y la segunda, y no menos importante, mi deseo de no transmitir la enfermedad a nuestros pacientes”, manifestó el profesor Jacob Lavee a los medios israelíes.
Lavee fue ayer el primero de unos 150 trabajadores sanitarios del Centro Médico Sheba que participaron en el estudio, que incluye a 6.000 personas que recibirán la cuarta dosis de la vacuna. Se espera que los resultados iniciales estén disponibles en unas dos semanas.
El estudio, el primero de su tipo en el mundo, se está llevando a cabo en conjunto con el Ministerio de Salud y fue aprobado por el panel de alto nivel del Gobierno sobre ensayos médicos en humanos.
«Definitivamente soy el primero en Israel», dijo Lavee, al tiempo que señaló que algunas personas inmunodeprimidas ya habían recibido una cuarta inyección en algunos países y admitieron que era posible que otros hayan obtenido ilegalmente vacunas adicionales.
Lavee destacó que no experimentó ningún efecto secundario inmediato después de la inyección y reiteró que los estudios realizados en todo el mundo, en Israel y en Sheba habían demostrado repetidamente que las vacunas son seguras.
Enfrentado a un acelerado crecimiento de casos de coronavirus por la variante Ómicron, Israel también autorizó ayer la aplicación de una tercera dosis de la vacuna tres meses después de la segunda, en vez de cinco, como hasta ahora.
El Ministerio de Salud dijo en un comunicado que se decidió acortar el periodo entre la segunda y la tercera dosis, o dosis de refuerzo, para robustecer la inmunidad de la población ante la rápida propagación mundial de la variante Ómicron.
La nueva regla aplicará a las vacunas desarrolladas por Pfizer, Moderna y AstraZeneca, dijo el Ministerio en el comunicado.
El primer ministro Naftali Bennett había adelantado la semana pasada que tanto los israelíes mayores de 60 años como el personal sanitario podría acceder a una cuarta dosis, en momentos en que el país trata de reducir los contagios por la nueva variante Ómicron.
Pero la decisión aún necesita la aprobación del Ministerio de la Salud.
Con la administración de una cuarta dosis se evaluará el posible aumento de anticuerpos y la aparición de efectos secundarios, y si se reduce o no el riesgo de infección, dijo Gili Regev-Yochay, directora del departamento de enfermedades infecciosas del hospital de Sheba.