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Un argentino en Manhattan: «Estamos acostumbrados a estas tormentas tan extremas»


Por Gisela Gentile

Miguel Ferreyra de Bone, es argentino y vive en los Estados Unidos desde 2014. Trabaja como especialista en inversiones que generan un impacto positivo en el ambiente y la comunidad, con lo cual su testimonio es de suma valía.

Desde Manhattan dialogó con Con La Gente y narró cómo resisten a esta tormenta que trae consigo temperaturas heladas. También acercó su opinión profesional acerca de la vinculación con el cambio climático.

Nosotros estamos acostumbrados a este tipo de eventos. Desde mi punto de vista, si la tormenta se hubiese dado más cerca a la costa las consecuencias serían más graves. Este fenómeno tuvo lugar en el mar a una distancia lejana. Igualmente provocó mucha humedad y producto del frío, abundante caída de nieve. Respecto a las temperaturas, el domingo amanecimos con – 22º. El Gobierno brinda indicaciones sobre qué hacer y qué no, y constantemente recibimos alertas por celular”, así comenzaba el diálogo Con La Gente un argentino en tierras neoyorkinas.

En varias oportunidades hemos escuchado y leído en las noticias que provienen del país norteamericano acerca de olas polares que azotan a esa región. Sobre esto Miguel sostuvo: “Efectivamente hemos vivido situaciones peores, en el 2014 sufrimos temperaturas de – 34º en una oportunidad, con lo cual estamos acostumbrados y no nos paraliza. La gente responde rápido, cuando nos levantamos por la mañana luego de una tormenta fuerte por lo general la municipalidad ya ha pasado con las barredoras y máquinas para quitar nieve, lo que nos facilita a la hora de concurrir a trabajar normalmente”.

En cuanto a las recomendaciones que permanentemente se reciben, añadió, “el viernes y sábado por la noche debido a la baja sensación térmica ocasionada por los fuertes vientos, el gobierno mediante sus agencias medioambientales nos brindó diferentes indicaciones. Las recibimos vía celular, Twitter y noticieros, las mismas decían que cuidemos a los niños, ancianos, animales, mascotas y dentro de lo posible, no estar a la intemperie”.

“Permanecer más de 10 minutos afuera sin cubrirse la piel o la cara puede generar quemaduras por frío y llevar a la hipotermia y muerte a la media hora.  Particularmente esas recomendaciones se daban sobre la zona del norte de Nueva York, no donde estamos nosotros en Manhattan. Aquí hace mucho frío, pero no de esa magnitud”, sentenció.

En cuanto a la experiencia de Miguel tras la tormenta del jueves pasado comentó, “particularmente luego de ese día nos dijeron desde nuestro trabajo que, si queríamos quedarnos en nuestros hogares podíamos hacerlo y trabajar desde allí. Esa tormenta fue realmente fuerte, el viernes salió el sol, pero las temperaturas bajaron considerablemente con posterioridad. Nosotros preparamos la casa para que no sufriera tanto los efectos de la tormenta. Aquí calefaccionamos con calderas y en consecuencia debimos acopiar más madera para el hogar, y en otros años las cañerías se nos han congelado muy rápido, por eso debemos mantener el ambiente cálido”.

“Lo que más me llamó la atención fue la intensidad del viento, a la hora de viajar en ruta veíamos como el mismo levantaba la nieve vieja y la tiraba con fuerza. Eso dificultaba mucho la visión para poder manejar”, dijo.

En cuanto a los servicios públicos, los mismos siguen trabajando con normalidad, “la mayoría continúan con normalidad, quizás con algunas frecuencias menos ya que los mismos son manejados por personas y en muchos casos les han recomendado también a ellos que se queden en sus casas”.

Miguel junto a su pareja viven en Manhattan en el distrito financiero, pero también poseen una casa de campo en Hillsdale, Nueva York, allí también han tomado recaudos, “allí tenemos gallinas y nos aconsejaron que las resguardemos y les coloquemos lámparas de calor. Dentro del gallinero tenemos medidor de temperatura y el agua es regulada con medidor eléctrico para que no se congele”, expresó Miguel.

Geográficamente hablando de las zonas más afectadas mencionó, “la región del este, refiriéndome a pueblos y ciudades costeros del estado de Nueva york recibieron vientos con abundante agua. Indudablemente se vieron más perjudicados por la cercanía y en consecuencia el impactó fue mayor. Allí se pudieron observar cosas mucho más serias como casas y autos literalmente congelados”.

Para concluir Miguel Ferreyra acostumbrado a trabajar en sustentabilidad sobre proyectos en donde se evalúa el riesgo e impacto de los mismos, enfatizó: “Constantemente estamos midiendo como los proyectos e inversiones en las que trabajamos influyen ambientalmente, por lo cual pienso que este tipo de extremos tienen que ver con el cambio climático y podrían evitarse. Actualmente estamos sufriendo los efectos de la contaminación ambiental, y hoy lamentablemente el sector público no hace nada para frenarla, es más, el gobierno no cree en el cambio climático, se ha salido del acuerdo de Paris y ha dejado de invertir en investigación y prevención. Lo que sufrimos actualmente, estas fluctuaciones de hoy, como amanecer con – 22º y luego en verano sufrir 44º, indican que como seres humanos estamos dejando una huella difícil de borrar. Y sin lugar a duda va a seguir empeorando y lamentablemente influirá en generaciones futuras”, concluyó el profesional.