La Estación Misionera y el Centro Comunitario “María Madre de la Esperanza” impulsaron una misa en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe al cumplirse un año de su fallecimiento
El pasado lunes 9 se cumplió en el primer aniversario de la muerte de la Hermana María Jordán y se llevó a cabo la Santa Misa en acción de gracias. La Estación Misionera y el Centro Comunitario “María Madre de la Esperanza” invitó a la comunidad a ser parte de la celebración en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.
CLG dialogó con Cecilia Gorosterrazu, integrante de la Comisión directiva de la fundación, quien destacó la importancia del evento para mantener vivo el espíritu de la hermana y su vocación de servicio: «Queremos recordarla en unión fraterna y agradecerle a Dios por su vida y por la oportunidad que nos dio de conocerla y compartir parte de su camino. Se agolpan en nuestra memoria recuerdos de momentos compartidos, anécdotas, historias».
Al recordarla, distinguió varios aspectos de su personalidad y su manera de transitar la vida: «Su sonrisa, sus palabras y enseñanzas, su imagen recorriendo incansable todos los rincones, animando y dirigiendo con serena seguridad, su valentía para enfrentar cualquier desafío, su carácter firme para resolver problemas y su férrea tenacidad cuando tenía que conseguir algo para sus pobres; los encuentros fraternos y la oración constante, sus consejos y su “per caritá” que traía de su añorada Italia», agregó.
El padre Silvio Almaras fue el encargado de encabezar el encuentro, que inició con la presencia de gran cantidad de colaboradores, benefactores y vecinos del barrio que se acercaron a conmemorar esta fecha que ya quedó registrada en el corazón de quienes apreciaron su inmensa tarea solidaria abocada a colaborar con los que menos tienen, como es el caso de Cecilia.
«Nos regaló enseñanzas de lo único esencial que tiene la vida, el amor. Nos demostró que Jesús está vivo en cada uno de nuestros hermanos y que no hay amor más genuino que dar la vida por ellos. Un amor que se refleja en la caridad, el perdón, la fe, la esperanza, la oración, los valores humanos, la educación y la alegría de ser de Cristo, junto a la mirada comprensiva y la acción inmediata hacia quienes sufren hacia quienes no tienen o no pueden», expresó conmovida.
La hermana María Jordán perdió la vida el 9 de agosto de 2020, a los 71 años, luego de luchar contra una larga enfermedad. La misa se realizó con el principal objetivo de recordar sus 25 años de misión, con una enorme labor en el barrio Empalme Graneros, y reivindicar su obra que seguirá siempre vigente y que sus seguidores se comprometen a continuar. «Quienes asumimos la enorme responsabilidad de mantener su trabajo misionero, intentamos seguir sus pasos con vocación de servicio y de acuerdo a sus enseñanzas, honrando su memoria y cumpliendo con lo que le hemos prometido en vida», afirmó Gorosterrazu.
«Conmemoraremos su paso a la vida Eterna y agradeceremos a Dios por esta hija suya, misionera franciscana, que ha llevado el Evangelio vivo a cada hermano, según las enseñanzas de nuestro padre San Francisco de Asis. Paz y bien«, concluyó.