A casi un año de la suspensión del tren Rosario–Cañada de Gómez, el servicio sigue paralizado y sin definiciones por parte del gobierno nacional. El ramal, reactivado en agosto de 2022 después de más de cuatro décadas, había recuperado una demanda sostenida y crecía mes a mes. Hoy, su futuro depende exclusivamente de decisiones políticas.
El diputado nacional Eduardo Toniolli volvió a cuestionar la decisión de Nación y remarcó que la medida no tiene justificativo técnico. “No, no es irreversible”, aseguró. “Después de más de cuatro décadas de lucha se pudo recuperar un corredor clave. El gobierno de Javier Milei es un gobierno ferrocida y no va a devolver el tren, pero creemos que hay que seguir dando la pelea. No es lo mismo que un futuro gobierno lo retome desde cero a tener la traza preservada y algún mínimo funcionamiento”, expresó en diálogo con La Red.
Una demanda que crecía y quedó truncada
El tren unía Rosario Norte con Cañada de Gómez con paradas en Funes, Roldán, San Jerónimo Sud, Carcarañá y Correa. Su retorno había mostrado un crecimiento contundente:
- 2.000 pasajeros mensuales en el arranque, en 2022.
- Más de 10.000 a fines de 2023.
- Cerca de 20.000 usuarios mensuales en los primeros meses de 2024, según la Asociación Rosarina Amigos del Riel y Trenes Argentinos.
Incluso con solo tres frecuencias diarias y sin operar los domingos, el servicio tenía alta aceptación social y una “gran sinergia” en las estaciones intermedias, según describió Mariano Antenore, de Amigos del Riel.
Pese a los números, en noviembre de 2024 Trenes Argentinos paralizó el recorrido, alegando falta de material rodante y la necesidad de “evaluaciones técnicas y económicas”. Toniolli volvió a desmentir ese argumento: “Mienten. Hay coches motores y formaciones que funcionaron sin inconvenientes en otros corredores”.
Entre el prejuicio y el abandono ferroviario
Para el legislador, la suspensión se sostiene también en un marco cultural: “Hay un prejuicio antiferroviario que todavía influye. Suele haber más hate en redes de gente que nunca usó el tren. Las estadísticas desmienten la idea de que era un tren de porquería: los usuarios lo abrazaron”.
Además, cuestionó que el derrumbe del servicio ferroviario deja a miles de pasajeros cautivos de un transporte automotor caro y deficiente: “Los colectivos que conectan Rosario con la región prestan un servicio deplorable. El tren es una oportunidad enorme para liberar a la gente de ese monopolio”.
Un corredor con futuro si hay voluntad política
A un año de la interrupción, el ramal demostró tener demanda, utilidad social y un impacto positivo para toda la región. Sin embargo, su regreso depende exclusivamente de decisiones de la Nación en un contexto de profundos recortes ferroviarios.
“Hay que pelear para que el próximo gobierno no tenga que empezar de cero”, concluyó Toniolli.
