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Por Héctor Rubini

Un análisis de la suba de tarifas en el 2019


Por Héctor Rubini (*)

Febrero inaugura los aumentos de tarifas eléctricas con un 26%. Es el mayor de los cuatro saltos en 2019, en que la suba acumulada será del 55% promedio en las boletas de consumo eléctrico, en su mayoría concentrados entre febrero y abril, dejando un 4% para agosto. El subsidio en promedio al consumo de energía eléctrica se mantiene en una senda a la baja, de 33% en noviembre pasado a 14% en diciembre de este año y cero a fin de 2020.

En el caso de las tarifas de gas natural, las subas proyectadas para este año acumularían un 35%, con actualizaciones en abril y octubre. Si se sostiene la estabilidad relativa del tipo de cambio y del precio internacional del millón de BTU, hacia fin de año la tarifa pagada por los usuarios estaría aproximándose al 90% del valor de mercado del servicio. El subsidio del 10% se mantendría hasta fin de 2020. Por lo tanto, los ajustes en las tarifas de gas en 2020 serían menores a los de este año, y a partir de 2021 atados básicamente a las fluctuaciones del tipo de cambio y de precio internacional del gas. Por otro lado, se espera una suba de los transportes de pasajeros (automotor, tren, subterráneo) urbano e interurbano del 40%, concentrado en el primer trimestre de este año. Además, en el caso de las tarifas de agua para Capital y Gran Buenos Aires este en enero aumentaron un 17%, y luego vendrá una suba de 27% en mayo.

Los aumentos en las tarifas públicas tendrán impacto directo en los costos de transporte, servicios de mantenimiento de locales industriales y comerciales, y costos fijos para todos los servicios privados. En el caso del transporte, también dependerá de las variaciones en los precios internos de los combustibles, y en los ajustes de salarios y otros costos. Aun con relativa estabilidad de la cotización del dólar y de los precios internacionales de petróleo y energía, las subas en los costos internos se trasladarán inexorablemente a los precios de los combustibles, y al costo de transporte, y a los precios mayoristas y minoristas.

Aún bajo el rígido control monetario del Banco Central, será muy difícil que la inflación medida por el IPC logre perforar el 2,5%-2,6% mensual. Bajo una hipótesis en extremo optimista, de una inflación mensual (promedio) de 2,4%, la inflación acumulada para los 12 meses de 2019 sería de 32,9%.

Su factibilidad estará sujeta tanto al cumplimiento de las metas fiscales con el FMI, como a la cotización del dólar, el precio internacional del petróleo y el precio del gas en boca de pozo. Variables fundamentales para la determinación de las tarifas de gas y electricidad en sus etapas de producción, transporte y distribución, y con impacto directo también en las tarifas de agua, el precio de los combustibles, y prácticamente en todos los demás precios internos.

La posibilidad de alcanzar una inflación más cercana al 2% mensual dependerá de la viabilidad de un ajuste monetario más estricto, y mayores tasas de interés para enfriar aún más la demanda interna. Sin embargo, esa alternativa tendría un efecto más recesivo que lo observado en los últimos 4 meses. Frente a las elecciones nacionales, provinciales y municipales de este año, lo más probable es el mantenimiento sin cambios de la política monetaria y del calendario de aumentos de tarifas para el primer semestre. Es de esperar recién hacia el último trimestre del año podrían convocarse a las audiencias públicas para nuevos incrementos. En caso de concretarse antes de fin de año, no podrá desviarse la política monetaria del sendero actual. Una política monetaria algo más laxa, y ajustes tarifarios en el último cuatrimestre del año volverían a acelerar la inflación y a reanudar una dinámica de reducción del ingreso real de los sectores de ingresos medios y bajos.

(*) Economista. Investigador del Instituto de Investigación en Ciencias Económicas de la Universidad del Salvador (USAL).