Más de media cuadra de cola prologaba ayer el acceso a la última función del último cine de barrio. El Madre Cabrini se despidió ayer con la proyección de dos musicales, que se exhibieron a sala llena tanto en la función de las 16.30 como la de las 18.30.
El anuncio, la semana pasada, del cierre de la sala de avenida Pellegrini al 600 sensibilizó a los rosarinos, que ayer hicieron cola para sumarse a la última función.
Vecinos del barrio, referentes de la cultura local y amantes del cine se convocaron para disfrutar en pantalla gigante del concierto que se desarrolló este último año nuevo en la ciudad de Viena.
El responsable de la sala, Jorge Debiazzi, había anunciado su cierre el miércoles pasado.
Durante muchos años, el último cine de barrio había dado una batalla desigual contra varias crisis económicas, los avances tecnológicos, la publicidad de los tanques comerciales y la caída de espectadores. Y había salido ileso, hasta ahora.
«La situación cinematográfica cambió mucho y la tecnología modificó la manera de ver cine.
Los costos no son los mismos y con una entrada a 30 pesos, no se puede hacer mucho», explicó sin sensiblería Debiazzi.
De todas formas, la noticia sobre el cierre del cine generó numerosas solidaridades.
La concejala María Eugenia Schmuck presentó un proyecto en el Concejo para que el área de Cultura del municipio intervenga ante el inminente cierre del histórico cine.
El difusor cinematográfico Daniel Grecco recordó el proyecto y la necesidad de realizar un «Museo del Cine», donde se podría poner en valor todo el material fílmico de Debiazzi, que ronda los 5 mil clásicos. Y el periodista Luis Novaresio también se sumó a la movida, propuso que empresarios «apadrinen» la sala.
FUENTE: La Capital