El pasado 2 de abril será recordado como el día en que el gobierno de los Estados Unidos escuchó las súplicas de sus ciudadanos y le puso fin a una de las prácticas más aborrecibles y reprochables que hay en contra de los animales. Todo comenzó gracias a los esfuerzos de White Coat Waste Project (WCW) quien realizó un copioso estudio y reveló una verdad que no sólo escandalizó a la nación sino al resto del mundo.
Resulta que científicos del gobierno venían desde la década de los ’80 realizando experimentos con gatos para determinar qué enfermedades son transmitidas a los humanos por los alimentos. En este punto cabe decir que toda práctica de investigación con animales es profundamente reprochable, sin embargo, en el informe presentado por dicha organización, se develó que se incurría en algo aún peor. Los científicos alimentaban a los gatitos sanos de su laboratorio con partes de gatos y perros traídos de diferentes países de América Latina y Asia, a los que contagiaban de toxoplasmosis y luego sacrificaban para convertirlos en comida. De esta manera establecían los peligros asociados a la transmisión de enfermedades a través de los alimentos.
Cuando el informe salió a la luz, miles de personas manifestaron su repudio frente a lo que estaba sucediendo y exigieron que nunca más se usara el dinero de los contribuyentes con fines tan nefastos como este.
Gracias a la presión de los usuarios en redes sociales y a los diversos medios de comunicación que se unieron para divulgar el informe presentado por WCW, titulado “USDA Kitten Cannibalism”, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) anunció el pasado 2 de abril que los experimentos que se venían realizando con gatos quedan completamente finalizados, sin ninguna posibilidad de ser restablecidos en el futuro.
También anunció que los gatitos que quedan en las instalaciones del laboratorio operado por el Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en Beltsville, MD, podían ser adoptados. Según Justin Goodman vicepresidente de WCW, se estima que más de 3,000 gatos han sido sacrificados desde la fundación del programa de investigación que ha tenido un costo de alrededor de $22 millones, dinero que ha salido directamente de los contribuyentes.
Dolorosamente estas cifras genera la pregunta: ¿cuántos animalitos se hubiera podido ayudar si esta enorme cantidad de dinero hubiera sido utilizada en rescatar a los gatos y perros de la calle en lugar de tomarlos para hacer estos espantosos experimentos? La respuesta no la sabremos, pero al menos ahora hayla tranquilidad de que lo sucedido no tendrá continuación y se podrá citar como el comienzo, los primeros pasos, para lograr que nunca más vuelva a suceder en ninguna parte del mundo algo como lo ya ocurrido, según publicó el portal Zoocloud.
Cabe resaltar que la ordenanza sólo hace referencia a los experimentos llevados a cabo por el gobierno, no incluye a las compañías privadas que se encuentran en libertad de seguir llevando a cabo experimentos en animales. Se espera que sigan el ejemplo del gobierno que sienta un precedente en el tema.
Por su parte políticos y figuras públicas se adhirieron a la celebración del maravilloso triunfo.
I commend the USDA for their decision to end this type of testing on kittens. They listened to the people and responded appropriately to our concerns. This is how our institutions, our government, and our democracy should and must work. https://t.co/l9TJ7ifTRW
— Rep. Jimmy Panetta (@RepJimmyPanetta) April 2, 2019