La facilidad con la que los manifestantes tomaron el Congreso de Estados Unidos desató una oleada de críticas. Steven Sund dejará su cargo a partir del 16 de enero
La violenta toma al Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump desató una ola de críticas contra el presidente saliente y la policía. El mandatario estadounidense calentó el ambiente e invitó a sus seguidores a que marcharan el Congreso para impedir que se ratificara el resultado de las elecciones mientras que las fuerzas policiales dejaron ingresar con mucha facilidad a los centenares de simpatizantes trumpistas.
El propio presidente electo, Joe Biden, terció en el debate al afirmar este jueves que si los asaltantes hubieran sido los manifestantes del movimiento Black Lives Matter, habrían sido tratados de manera muy diferente de la que se exhibió ante la multitud de “matones” que irrumpió en el Capitolio. «Eso es inaceptable», dijo.
El Capitolio tiene su propia fuerza policial, de 2.000 agentes, pero solo una parte estaba de servicio, y con el uniforme ordinario, no de antidisturbios. Los efectivos se vieron rápidamente superados por los centenares de personas que derribaron el frágil cerco de seguridad.
Sin embargo, el asalto no fue ninguna sorpresa. Grupos radicales pro Trump llevaban semanas discutiéndolo abiertamente en las redes sociales. El senador demócrata por Connecticut, Chris Murphy, se pregunta si hubo algún tipo de complicidad y exige cambios radicales en la protección del Congreso:
«Claramente, necesitamos hacer serios cambios en la forma en que nuestra capital es defendida y necesitamos empezar a implementar esos cambios ahora, la responsabilidad principal de la insurrección, la violación de la capital recae en los perpetradores, Donald Trump y sus habilitadores en el Congreso», afirmó Murphy.
El jefe de la policía del Capitolio, Steven Sund, presentó su dimisión, que se hará efectiva el 16 de enero, y el de la Policía de Washington D.C., Robert Contee, ha pedido la colaboración ciudadana para identificar a los participantes en el asalto si los reconocen en la multitud de imágenes que ellos mismos difundieron.
«Algunas de estas imágenes son muy claras. No hay duda sobre quiénes son algunas de estas personas. Así que le pedimos a nuestras comunidades que llamen. Ya sean de aquí, en el Distrito de Columbia o tan lejos como la Costa Oeste, no importa. Llamen a su oficina local del FBI, identifiquen quiénes son estos individuos y hagámoslos responsables», aseguró Contee en una rueda de prensa.
El FBI, que también ha hecho un llamamiento a la población, ofrece una recompensa de hasta 50.000 dólares a quien proporcione información que conduzca a la localización, detención y condena de los responsables de las bombas caseras que la policía encontró en Washington el mismo día del asalto al Capitolio.
La Guardia Nacional, que durante meses reprimió sin contemplaciones las protestas, en su mayoría pacíficas, del Movimiento Black Lives Matter también generó fuertes críticas. El miércoles no se movilizó hasta por la noche, cuando Mike Pence accedió a la petición de refuerzos realizada por la alcaldesa de la capital.
La jornada se cerró con cuatro fallecidos, tres por emergencia médica y uno por disparos de bala, una veintena de heridos y medio centenar de detenidos. Un día más tarde, el jueves, murió uno de los 14 agentes policiales que habían resultado heridos durante el asalto al Capitolio.
Tras el hecho, los socios del presidente Donald Trump empezaron a tomar distancia o directamente han roto con él. Llos más fieles aliados en el Partido Republicano -el vicepresidente, Mike Pence; el líder del Senado, Mitch McConnell, y el senador por Carolina del Sur Lindsey Graham- terminaron por darle la espalda.
Además del jefe de Policía, varias dimisiones tuvieron lugar en la esfera del gobierno de Trump y en el entorno de la primera dama, entre las cuales se destacan la de dos miembros del gabinete: la secretaria de Transporte, Elaine Chao, y la secretaria de Educación, Betsy DeVos.
Mick Mulvaney, exjefe de gabinete de la Casa Blanca y exdirector de la Oficina de Gestión y Presupuesto, también anunció este jueves que deja su puesto como enviado especial de EE.UU. a Irlanda del Norte. Dos de las principales asistentes de Melania Trump dimitieron en una clara señal de descontento.