Ciudad

Transporte público: la imposibilidad de poder consolidar un buen servicio


Por Alejandro Maidana

Vivir en una metrópolis como Rosario y no haber pasado por un momento espinoso en el transporte público de pasajeros, suena a una bella utopía. La algidez en la cual nos movemos nos genera un nivel de estrés al cual solo pocos logran escapar emulando a Harry Houdini.

Esta ciudad, a la que alguno definió la Chicago argentina, conserva un sinfín de puntos flacos que ni la globalización pudo subsanar. Uno de ellos está íntimamente relacionado a los servicios públicos de transporte.

Si bien es menester mencionar que algunos cambios positivos se han manifestado, la médula ósea continúa debilitada, y esto tiene intima relación con las frecuencias y con el estado de algunos coches. También existen críticas concretas para el servicio de taxis.

Para llevar adelante un relevamiento fidedigno, y conocer la opinión de los usuarios, Con la Gente y EQC salieron a las calles de la ciudad.

Un punto clave para realizar un buen sondeo, es sin lugar a duda la zona de la Terminal de Ómnibus. Allí se evidencia un pulular incesante de usuarios de diferentes puntos de la urbe. Una de las personas consultadas por el servicio fue tajante: “La frecuencia es muy mala, y me ha tocado en mas de una oportunidad tener que soportar la rotura del vehículo”, de esta manera definiría su aventura diaria Irma, usuaria del 102.

Esteban tiene 60 años y trabaja en una agencia de seguridad, asegura que debido a las malas frecuencias tuvo que cambiar de empresa, “en lo particular me ha resultado un karma, ya que en mi trabajo es fundamental cumplir con el requisito horario. Tuve que cambiar de empresa para poder asegurar la llegada a hora”, hoy Esteban se traslada en coches estatales, ya que Rosario Bus jamás pudo brindarle un servicio acorde a sus expectativas.

Mas voces se fueron sumando y agrupando todas ellas una queja común, la mala frecuencia. Patricia pasa largas horas en la zona centro, producto del intenso calor buscó una alternativa para batallar contra el mismo, “trato de buscar combinaciones con vehículos que tengan aire acondicionado. Es tremendo viajar hacinada y sin poder tener al menos ese paliativo”, sostuvo.

En el rato que estuvimos transitando las calles de la ciudad, notamos la irascibilidad con la cual convive la gente. Esto tiene un claro reflejo en la inercia en la cual transitan nuestras horas, nuestro tiempo, nuestras vidas. Pudimos apreciar como dos líneas (102 y 141) abarrotaban sus unidades generando una incomodad supina para los pasajeros.

Pero en todo informe siempre es importante hablar de números y porcentajes, y Con la Gente y EQC se tomaron el atrevimiento de hacerlo. Sobre los casos consultados, estamos en condiciones de afirmar que un 70% consolida su queja en las malas frecuencias, mientras que el 30% restante oscila entre la falta de aire acondicionado, rampas para discapacitados y el mal estado de los vehículos.

La gran mayoría no duda en responder que las líneas estatales (Semtur), son las que mejor servicio brindan. Siendo Rosario Bus la mas quejas y agravios cosechó, una constante que se repite año tras año sin tener una solución de fondo que pueda torcer el rumbo de un servicio mas que deficiente.

El Observatorio Social del Transporte, con un importante anclaje en el Concejo de la ciudad, sostiene que el tiempo de espera promedio ronda en los 14 minutos. Que existen 15 líneas de colectivos que, en lugar de cumplir con una frecuencia de 14 y 34 minutos, lo hacen en 28 y 66 minutos. Una verdadera tropelía para todos aquellos que dependen de un servicio ligado a las clases populares.

La Semtur se lleva mas elogios que críticas, tendiendo esta un aval del 70% de sus usuarios. Siendo Rosario Bus la que sigue sin poder salir del ojo de la tormenta, esta tiene solo el 30% de sus unidades aptas para recibir a discapacitados, todo un dato.

Historia de taxi

Menos utilizado, pero también blanco de un espinoso debate, el servicio de taxi también tuvo su lugar. Silvia es de Pujato, suele darse una vuelta por Rosario al menos dos veces al mes para visitar a su hija, consultada sobre la calidad del servicio brindó un dato no menor: “Lamentablemente en mas de una oportunidad he recibido dinero falso, y en otras me han llevado a dar algunas vueltitas de más, siempre en la zona de la Terminal de Ómnibus”.

Si bien Con la Gente y EQC pudieron cosechar otras quejas, las mismas estaban relacionadas al destrato por parte del conductor del vehículo. Y para rubricar lo antes mencionado, pudimos presenciar en primera persona como el taxi chapa 3348, en lugar de recibir cordialmente a sus ocupantes, las maltrataba. Tres mujeres y un niño debieron bajarse del mismo para buscar otro destino ¿Un dato menor? Quizás.

Un gran aporte fue el brindado por los maleteros de la zona, que sostienen que los taxis que pululan con frecuencia por la zona se manejan correctamente, no así “las golondrinas”.

El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, sin embargo, algunos debates permanecen impertérritos en la fuente de la juventud.