Espectáculos

Tomás Fonzi y Gastón Soffritti se entusiasman con «aprender mucho» en su debut en MasterChef


Los actores serán parte de la tercera edición del reality show de cocina de famosos que arranca este lunes 8 

Por Martín Olavarría – Télam

Los actores Gastón Soffritti y Tomás Fonzi se lanzan a las hornallas como parte de la nueva camada de famosos de «MasterChef Celebrity», que inicia su tercera edición este lunes a las 21.30 por Telefe, y en charla con Télam avisaron que encaran la propuesta con entusiasmo por «aprender» y con «fe» para superar los diferentes desafíos.

Como ya es habitual, el certamen televisivo que en sus primeras dos temporadas hizo récords de rating tendrá a Santiago del Moro como conductor y a los chefs Donato de Santis, Damián Betular y Germán Martitegui como los exigentes jurados.

Estará en juego el premio de un millón y medio de pesos y el título de campeón o campeona que ya ostentan los ganadores anteriores, Claudia Villafañe y Gastón Dalmau.

«No deja de ser una competencia pero voy a competir conmigo mismo para poder superarme. No sé si la competitividad significa estar a los codazos, pero no es mi estilo», apuntó con humildad Fonzi, quien contó que «se da maña» con algunos platos y reconoció que tendrá mucho por aprender, uno de los factores que más lo sedujo para participar.

En tanto, a Soffritti le interesó «la gran exposición que tiene» «MasterChef» «por ser el programa más visto de la TV argentina», y añadió que había aceptado rápidamente la invitación del reality porque siempre le gustó la cocina y tiene familiares involucrados en el sector.

—¿Qué es lo que más les interesa del programa?

—Tomás Fonzi: Que sea un certamen técnico. Y ahora lo compruebo estando desde adentro. Claro que es un programa de TV y está en juego la personalidad de cada uno, pero es un certamen de cocina, en definitiva. Lo que termina definiendo es cómo presentás tu plato y lo que refleja de cada uno.

—Gastón Soffritti: La dinámica, que está buena porque sirve para aprender un montón. La adrenalina que te genera.

—¿Con qué habilidades culinarias llegan a la competencia? ¿Se tienen fe?

—TF: La fe es lo último que se pierde. Me gusta la comida de determinada manera, pero hay un abismo de distancia para ejecutarlo. Charlé con anteriores participantes y me contaron que lo que te llevás es aprender, porque terminás el programa habiendo aprendido un montón. También es una vidriera muy importante: hay mucha exposición y no hay muchas maneras de pilotear quién es uno y tu personalidad.

—GS: Me tengo fe. Es una competencia súper dura y difícil. Porque cocinás cosas que no estás acostumbrado. Pero me doy maña en general, no es que no sé nada de nada. Cuando pase a un nivel un poco más complejo se me va a complicar. Hay que estudiar, ver videos, mirar chefs de varias partes del mundo porque te piden muchas comidas de otros países.

—¿Tienen platos favoritos que no sepan cocinar y les gustaría aprender?

—TF: Me fascinan los platos que quizá no tenemos tanto en nuestro código cultural. Comida árabe, oriental, vietnamita… platos con yogurt natural con menta, leche de coco, los agridulces.

—GS: También. Platos complejos de cocina asiática, tailandesa o hindú. Sabores que no tenemos tanto en mente, con más condimentos y especias.

—¿Y los que mejor les salen?

—GS: Me tengo mucha fe con la comida mediterránea; todo lo relativo a pescados, mariscos, risotto. Me defiendo con las pastas y platos italianos y españoles.

—TF: Empanadas o una buena salsa para las pastas. Me doy maña con las carnes. Tengo un lema que es «lo que sea, pero dorado y crocante». Con algo un poco más complejo no sé si me manejo tanto, pero iremos viendo. Igual es una competencia amateur: somos todos actores, artistas, deportistas y periodistas.

—¿Tienen familiares de quienes hayan aprendido?

—GS: Vengo de una familia del palo culinario. Si bien no se dedican a eso, mi mamá y mi hermana se recibieron de chef. Y mi papá cocina muy bien.

—TF: Mi mamá está como loca tirándome data todos los días. Y mi papá está más tranquilo pero es buen cocinero, gran asador.

—¿Saben hacer asados?

—TF: Sí, disfruto mucho toda la ceremonia de prender el fuego a las 9 de la mañana y comer a las 2 de la tarde. Y todo lo que lo acompaña: la picadita, el vermut, la charla.

—GS: No soy un gran asador. Con mis amigos no suelo ser el que lo hace. Sé hacer, tengo más o menos idea, pero no soy especialista en eso; me gusta más otro tipo de cocina.

—¿Hay expectativa de pasarla bien con el resto de los participantes? ¿Ya conocían a algunos?

—GS: Tengo mucha expectativa de que va a estar bueno, de pasarla bien y de aprender bastante. No conozco a muchos. Alguna vez me crucé a «Tití» Fernández, Mica Viciconte y Luisa Albinoni, pero no con relación cercana. Al que más conozco es a Tomás, pero es un lindo grupo.

—TF: Sí, hemos trabajado ya con Gastón y tenemos la mejor onda. La conozco además a Charlotte y es una masa. Está el «Negro» Enrique, que también es de zona sur y es campeón del mundo, así que se me eriza la piel de solo estrechar su mano. Hay un lindo grupo humano.

—¿Eran seguidores de «MasterChef»?

—TF: Los domingos era una actividad fija ver la gala de nominación, estaba atornillado frente a la tele.

—GS: Vi la primera temporada, que tocó en pandemia, porque siempre me gustó mucho la cocina.

—¿Qué pensaron cuando les propusieron participar?

—TF: Hubo un primer contacto y una pausa bastante larga en la que estuve considerándolo. Faltando una semana para el comienzo de las grabaciones volvieron a comunicarse y me pasó que, con la posibilidad medio vaga, pensaba que sería divertido. Pero teniendo que contestar por sí o por no, estuve un día y medio muerto de miedo, con pavor, casi paralizado sin contestar ni saber qué hacer. Porque, más allá de ser entrevistado, es la primera vez que participo en un programa: ser yo el personaje, sin interpretar un rol guionado, nunca me había pasado. Descubrir quién soy yo públicamente es medio extraño.

—GS: Cuando me llegó la propuesta no dudé demasiado y me metí directamente. Estaba terminando con una película y me parecía divertido cambiar por algo que no tenía mucho que ver con eso. Me gusta estar cambiando todo el tiempo y no sentir que estoy haciendo siempre lo mismo.