Kevin Mayer abandonó el cargo tras considerar que sus funciones ya no serían las mismas como resultado de la acción del gobierno estadounidense de vetar la aplicación en el país
En medio de las dificultades políticas que debe afrontar la popular plataforma de microvideos Tik Tok en Estados Unidos, su director ejecutivo Kevin Mayer renunció este martes, tras haber asumido el control de la compañía apenas tres meses atrás y luego de que el presidente Donald Trump decretara el veto de la aplicación en el país desde mediados de septiembre.
Mayer, quien fue un alto ejecutivo de la compañía Disney y quien había tomado las riendas en junio pasado de TikTok, aplicación de la desarrolladora china ByteDance, aseguro que sus funciones ya no serían las mismas “como resultado de la acción” del gobierno de Estados Unidos para impulsar la venta del negocio.
«En las últimas semanas, a medida que el entorno político ha cambiado drásticamente, he reflexionado mucho sobre lo que requerirán los cambios estructurales corporativos y lo que suponen para el rol global al que me inscribí. Con este telón de fondo, y como esperamos llegar a una resolución muy pronto, quiero hacerles saber con gran pesar que he decidido dejar la empresa», anunció Mayer en una carta replicada por la cadena estadounidense CNBC.
Por su parte, el fundador de ByteDance, Zhang Yiming, aseguró comprender la posición de Mayer.
“Las circunstancias políticas en las que estamos operando podrían tener un impacto significativo en su trabajo (el de Mayer) en cualquier escenario, pero particularmente dado su papel global al mismo tiempo que vive en los Estados Unidos», manifestó Zhang, citado por la agencia de noticias Europa Press.
Además, en julio pasado, un mes antes de presentar su renuncia, Mayer acusó a Facebook de querer acabar con la presencia de TikTok en Estados Unidos mediante «malignos ataques» disfrazados de patriotismo, y con productos que la imitaban.
Por el momento, el cargo de directora ejecutiva de la compañía será ocupado por la gerenta, Vanessa Pappas.
El decreto firmado por Trump el 6 de agosto pasado prohíbe «cualquier» transacción con ByteDance, tiene el potencial de desalojar de sus derechos a los millones de usuarios de la plataforma y que entrará en vigor 45 días después de su proclamación.
Nueve días después, el pasado 15 de agosto, Trump firmó un segundo decreto y fijó un plazo de 90 días para que la empresa china acabe con sus operaciones en el país y se deshaga de los datos.
Según la Casa Blanca, el programa capta automáticamente «grandes cantidades de información» de sus usuarios, incluida información sobre Internet y otras actividades de la red, como datos de localización y de navegación e historiales de búsqueda.
Pero TikTok no se quedó quieto y el lunes pasado denunció los decretos del Gobierno estadounidense al argumentar que es una prohibición hecha «sin evidencia que lo justifique», que además pone en peligro miles de empleos.
Entre las dificultades políticas que la plataforma de microvideos afronta y además del inminente veto en Estados Unidos, la aplicación había sido prohibida previamente en India.