El caso sucedió el pasado 8 de octubre cuando el menor y su niñera fueron a jugar a la Plazoleta
El hijo de la abogada que logró la condena contra el actor Juan Darthés fue agredido a cachetazos y empujones por el padre de una niña luego de que el nene, quien tiene 5 años y padece autismo, pateó sin intención un juguete y rozó a la menor en medio de un juego.
El caso sucedió el pasado 8 de octubre cuando el menor y su niñera fueron a jugar a la Plazoleta Rafael Del Diego y Núñez, ubicada en la calle Arcos 1249.
Todo transcurría sin problemas hasta que el niño «rozó sin intención a otra menor de un año y luego de ello pateó un juguete ubicado próximo a dicha menor sin impactarla».
De acuerdo a la denuncia a la que pudo acceder la Agencia Noticias Argentinas, es allí cuando el adulto comenzó a insultar al pequeño, lo empujó y luego le dio un cachetazo en la cara.
Al notar dicha situación, la niñera se acercó hasta el menor y procedió a calmarlo, aunque, segundos después, el hombre regresó, continuó insultándolo y luego volvió a pegarle.
Ya en su casa la mujer le comunicó lo sucedido a la madre del niño, Carla Junqueira, abogada que logró la condena contra el actor Juan Darthés, quien decidió hacer la denuncia al 911 y el posterior chequeo de salud del menor para constatar las lesiones y la crisis que sufría producto de su discapacidad de TEA (Trastorno del Espectro Autista).
Este último punto fue fundamental ya que el médico legista perito forense determinó que el niño presentaba en la mejilla izquierda «una lesión del tipo contusa simple caracterizada por ser hematoma de coloración negro-azulado».
Además, en la oreja izquierda tenía «un edema y eritema generalizado» producido por los cachetazos, motivo por el cual caratuló el hecho como «lesiones leves».
Ante las pericias realizadas, la familia del nene y su abogado querellante, Rodrigo Tripolone, hicieron la denuncia correspondiente y en el escrito presentado solicitan identificar al agresor, así como también que se cite a testigos y se otorguen las cámaras de seguridad de la zona.
«Para niños con TEA, las agresiones físicas no sólo dejan marcas en el cuerpo, sino que también producen daños en su psiquis que desencadenan retrocesos graves en su desarrollo emocional y psicológico, retrocesos que pueden tomar años de terapia y medicación para mejorar», expresa el escrito.
Además, manifiestan que, desde el día de la agresión, el menor «ha mostrado un retroceso significativo en su evolución terapéutica, ha desarrollado crisis de miedo recurrentes, ansiedad, crisis y episodios de violencia (incluyendo autolesiones), falta de apetito y de sueño, pesadillas y regresiones en su conducta, incluyendo el control de esfínteres, lo que lo ha llevado nuevamente a orinarse encima. Su estabilidad emocional se ha visto gravemente afectada, requiriendo de una intensificación del tratamiento y cuidados, tanto con terapia como con medicación».