La historia de Eduardo, emociona. A los 69 años, empezó a someterse a sesiones de radioterapia en el Hospital Naval para hacerle frente a un cáncer de próstata. En ese momento, decidió empezar a correr. Este domingo, a los 81 años de edad, completó los 42 kilómetros del Maratón de Buenos Aires.
Eduardo comenzó con el atletismo hace once años y corrió 323 carreras, entre entre ellas los 21K del 25 de agosto pasado y el maratón de este domingo. A pesar de que quiere seguir, aseguró que este maratón fue el último porque le exigen un gran esfuerzo.
«Estoy muy contento y emocionado. Fue una carrera muy dura. Apenas me pude preparar. Tuve una bronquitis y por los antibióticos llegué con poca fuerza», afirmó Eduardo al diario Clarín, mientras lo abrazan sus seres queridos.
«Me gusta mucho caminar, pero tengo ganas de participar en una carrera. ¿Puedo?», le consultó a sus médicos cuando le dijeron que tenía cáncer de próstata. Después de hacerle un listado de exámenes cardiológicos que le dieron a la perfección, los médicos le garantizaron que podía cumplir su proyecto.
El amor por el atletismo llegó por el Banco Credicoop, lugar donde trabaja hace años como empleado de seguridad. «En noviembre de 2007, el banco organizó una correcaminata en Avellaneda y una de mis hijas, que también trabaja en el Credicoop, me sugirió ir. Y fui», y continuó: «Ese día me dieron un volante de que se hacía la última carrera del año en Villa Luzuriaga. Yo no sabía dónde quedaba, pero me tomé dos colectivos desde mi casa en Quilmes y ahí estuve. Eran las 10.30 de un 30 de diciembre y hacían 31 grados. Cuatro días antes, yo había cumplido 70 años».
Eduardo completó la carrera logrando el 8° puesto en la categoría de 70 a 74 años. «Ahí gané mi primera copa, octavo en la categoría. ¡Para mí era como la copa del mundo! Mis familiares venían a casa a verla, era una locura», describió al diario La Nación. Desde entonces, no paró más.
«Correr fue el mejor remedio «, comentó Eduardo. «Hoy todos me dicen: ‘¡Qué bien estás Marelli!’. Y eso es por el atletismo», agregó.
«Mi hija me prohibió que vuelva a correr 42 kilómetros. Y el año pasado, cuando le conté que iba a correr el maratón de este año, no me quiso inscribir. Así que me las hace Fernando, un compañero del Credicoop que es un gran amigo», confía Eduardo a Clarín.
Araceli, conocida por todos como la «Cheli», de 80 años, es uno de sus principales pilares, con quien el año que viene cumplirá 50 años de casados. «Cheli es una mujer divina. Tenemos cuatro hijas y cuatro nietos, tres mujeres y un varón, que a veces viene conmigo a las carreras que hacen River o Racing», dijo.
Para estar en forma, Eduardo entrena tres o cuatro veces por semana, pero sin forzarse. «Lo que sí, trato de descansar y, la noche anterior a una carrera, ceno un buen plato de fideos».
Su fórmula durante las competencias es llegar, sin importar en qué tiempo. Aunque tiene un récord personal de 5 horas 35 minutos para completar los 42 kilómetros, asegura: «Yo corro contra el kilómetro y no contra el atleta que va adelante mío. Clasifico, porque no somos muchos en mi categoría, pero sé que no puedo batir un récord porque mi edad no me lo permite. Y la vida no es sólo atletismo, es mi familia y no le quiero dar disgustos».
Por esto, este domingo, en su décimo maratón prometió que será el último. «Yo mismo me doy cuenta de que es esforzarse mucho, por más que camino y troto. Pero quiero seguir disfrutando de la familia que tengo. Del corazón estoy al pelo, pero el doctor no quiere que me arriesgue corriendo distancias tan largas. Por ahí me hago un 21 K, pero después, de 10 kilómetros para abajo».
Así lo marca la remera con la que corrió, diseñada por su nieto. «Corriendo, trotando, caminando, kilómetros son kilómetros». Después de 4 horas y 45 segundos, cuando llegó a la meta, Eduardo se llevó su premio: el abrazo de su mujer, su hija mayor María Belén y sus nietos, Julián y Morena.
Con información de Clarín y La Nación