El Padre Osvaldo Macerola contó a CLG que entregaron viandas a personas en situación de calle o que están sin ingresos. “Aprovechamos para darles un pensamiento espiritual y no sólo alimentar su cuerpo”, dijo
Este sábado al mediodía, la parroquia de la Catedral rosarina, ubicada en Buenos Aires y Córdoba, brindó almuerzo y cobijo a alrededor de treinta personas que viven en la calle en dicha zona céntrica o en pensiones y están sin ingresos por la pandemia de coronavirus. El Padre Osvaldo Macerola contó a CLG que esta actividad solidaria fue distinta, por la emergencia sanitaria.
“Desde la Catedral, como se está haciendo desde las otras parroquias del decanato centro, estamos tratando de colaborar con las distintas necesidades que tiene la gente en este momento, sobre todo la gente que está con mucha necesidad de orden material. Inclusive para poder acceder a los alimentos básicos”, relató el párroco.
Además, explicó al móvil de CLG, que desde que comenzó la pandemia en Rosario, desde la iglesia desarrollaron diversas actividades para colaborar con a quienes más lo necesitan: entrega de viandas, de abrigo, alguna ayuda con trámites para acceder al IFE u otras ayudas del gobierno, entrega de bolsones a personas que viven en la isla y en el radio parroquial.
“Hoy tenemos un almuerzo con modalidad especial por la pandemia. Los congregamos alrededor del mediodía. Los esperamos con una bandeja con fiambres y algo para beber. Aprovechamos para darle un pensamiento espiritual a aquellos que son creyentes y de esta manera no solo alimentar su cuerpo, sino también su espíritu. Para afrontar momentos difíciles hay que estar fuertes espiritualmente. Por eso les damos también el alimento del alma, que es la palabra de Dios”, expresó Macerola.
Asimismo, quienes asistieron al almuerzo, se pudieron llevar una vianda de ravioles con salsa bolognesa. “No se han quedado a comer acá porque nos parecía riesgoso. Se entregaron las viandas con pan, cubiertos y alguna bebida. También le dimos dos bandejas dulces, con tortas y algún postre”, añadió el cura.
“Es una forma de invitarlos y hacerles sentir que podemos brindarles una mano. Algo pequeño, pero tratar de estar presentes frente a la necesidad que tienen. Tratamos de ir acompañándolos, hacerles un seguimiento. Invitamos más que nada a quienes están en el radio de la parroquia. Les preguntamos cómo están, qué necesidades tienen. Hoy han venido alrededor de treinta personas”, detalló Macerola.
Finalmente, el párroco destacó que todas las actividades solidarias que realizan se llevan adelante “con la colaboración de los fieles de la iglesia parroquial. No recibimos dinero de ninguna institución. Nuestra gente es muy generosa”.
«Con todos los protocolos le queremos dar una mesa, una comida y un momento donde se sientan bien recibido con un plato caliente», detalló María Paula Murrillo, una de las colaboradoras de la basílica rosarina.
Coincidiendo con las palabras del cura, Murrillo se emocionó al mencionar a «todas las personas de la comunidad de la catedral que están ayudando» con estas viandas solidarias que se reparten una vez por mes: «Me emociona la colaboración y el sentido de solidaridad de todos. Es muy duro todo lo que vivimos, pero tenemos mucha conciencia humana y social que se despertó ahora porque en el día a día normal no nos damos cuenta».
Junto a ella, Alejandra Montanari, otra colaboradora que junto a su familia pasa los sábados cocinando para los más necesitados; remarcó la gran cantidad de jóvenes que se acercan a la iglesia céntrica para dar una mano y reconoció que los grupos se van renovando sábado a sábado.