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The New York Times advierte sobre un posible autogolpe militar en Brasil


Mientras Brasil se recupera de su peor crisis en décadas, el presidente Jair Bolsonaro y sus aliados están analizando la posibilidad de una intervención militar para proteger su control sobre el poder

Las amenazas giran en torno al presidente: las muertes diarias por el virus en Brasil son ahora las más altas del mundo. Los inversores están huyendo del país. El mandatario, sus hijos y sus aliados están bajo investigación. Su elección podría incluso ser revocada.

La crisis se ha vuelto tan intensa que algunas de las figuras militares más poderosas de Brasil advierten sobre la inestabilidad, lo que provoca estremecimientos de que podrían hacerse cargo y desmantelar la democracia más grande de América Latina.

Pero lejos de denunciar la idea, el círculo íntimo del presidente Jair Bolsonaro parece estar reclamando que los militares entren en la refriega. De hecho, uno de los hijos del presidente, un congresista que elogió la antigua dictadura militar del país, dijo que una ruptura institucional similar era inevitable.

“Ya no es una opinión sobre si sucederá, sino cuándo ocurrirá esto”, dijo recientemente el hijo del presidente, Eduardo Bolsonaro, a un destacado blogger brasileño, advirtiendo sobre lo que llamó una “ruptura” inminente en el sistema democrático de Brasil.

El enfrentamiento traza un arco siniestro para Brasil, un país que se deshizo del dominio militar en la década de 1980 y construyó una democracia próspera a su paso. En dos décadas, Brasil había llegado a representar la energía y la promesa del mundo en desarrollo, con una economía en auge y el derecho a organizar la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos.

Desde entonces, su economía tambalea, los escándalos de corrupción han derrocado o atrapado a muchos de sus líderes y una batalla de destitución derrocó a su poderoso gobierno de izquierda.

Bolsonaro, un ex capitán del ejército, entró en este tumulto, celebrando el pasado militar del país y prometiendo restablecer el orden. Pero ha sido criticado por minimizar el virus, sabotear las medidas de aislamiento y presidir caballerosamente uno de los peajes de muerte más altos del mundo, diciendo: “Lo sentimos por todos los muertos, pero ese es el destino de todos”.

Él, su familia y sus seguidores también están siendo perseguidos por acusaciones como abuso de poder, corrupción y divulgación ilegal de información errónea. Sin embargo, casi la mitad de su gabinete está compuesto por figuras militares, y ahora, según los críticos, confía en la amenaza de la intervención militar para evitar los desafíos a su presidencia.