Info General
Más noticias

En Córdoba

Tenían un «maxiquiosco» de drogas en una celda de una cárcel de máxima seguridad


El pasado 19 de febrero guardiacarceles de la Cárcel de Bouwer, en el Módulo de Máxima Seguridad 2, secuestraron droga en el pabellón C1 de la celda 2. En tres requisas anteriores (entre agosto, septiembre y octubre de 2018), los guardias ya habían incautado de esa celda varias decenas de dosis de drogas, entre las que sobresalía cocaína “cortada” con otras sustancias.

Horas después, efectivos de la Fuerza Policial Antinarcotráfico, ante testigos, terminaron por llevarse los paquetes. Los tres presos que ocupaban la celda fueron cambiados de destino.

Los reclusos, según la Justicia, presuntamente manejaban una red dedicada al narcomenudeo dentro de ese sector del MX2 de la Cárcel de Bouwer, a unos 37 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Era un “maxiquiosco” de drogas muros adentro, como graficó una alta fuente judicial.

Según la causa judicial, permanecer encerrados no representaba ningún obstáculo para la actividad delictiva del grupo.

Los internos llegan ahora a juicio oral como supuestos autores del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravada (precisamente por realizarse en un lugar de detención). El proceso se realizará en la Cámara 3ª del Crimen de Córdoba.

Dos de ellos tienen antecedentes por venta de drogas y uno de ellos es un “pluma”, como se conoce a los presos veteranos con ascendencia y poder sobre los demás.

Los acusados son: Daniel Eduardo Chanquía (32), Rubén Ariel Estanciero (40) y Walter Hugo Zitta (54). Todos adujeron, según consta en la pieza acusatoria, que la droga era para consumo personal.

Sin embargo, a tenor de las cantidades secuestradas y de las distintas incautaciones, entre otros elementos, en el Ministerio Público Fiscal no les creen.

Tal era la impunidad de los sospechosos que, en total y en cuatro requisas distintas, se les incautaron más de 2.100 dosis de drogas, tanto cocaína como marihuana, listas para la venta.

Vale remarcar que las primeras tres requisas (la última fue tras una pelea) fueron realizadas por personal del Servicio Penitenciario de Córdoba por informes internos que daban cuenta sobre la existencia de dosis preparadas para la comercialización.

La venta de drogas es un viejo problema en las cárceles. Sin embargo, pocas veces se había visto que una celda funcionara como un “maxiquiosco” de envergadura dentro de un pabellón.

Las dosis siempre estaban escondidas en las cuchetas. Cuando no estaban en un parante, se encontraban en pedazos de goma espuma usados como almohadas. La investigación no ha logrado determinar cómo esas sustancias eran ingresadas al presidio.

Acusación

La Fiscalía de Cámara, a cargo de Marcelo Hidalgo, mantuvo encuentros con los presos y sus defensores a fin de llegar a un acuerdo legal y realizar un juicio abreviado. El juicio abreviado es una instancia legal en crecimiento en los tribunales cordobeses.

Se trata de un proceso en el que un preso acepta haber cometido el delito, pide perdón y las partes (fiscalía y defensa) llegan a un acuerdo en la condena. Esta pena debe ser avalada por el juez. De esta manera, se evita la realización de un juicio ordinario, lo que permite mayor economía procesal.

Tras considerar el mínimo de la pena para el delito de comercialización y los antecedentes de los involucrados, la fiscalía sostuvo que la pena debería rondar los siete años de cárcel efectiva.

Esto no fue avalado, en principio, por los acusados (y sus defensas), por lo que se realizaría un juicio ordinario. Trascendió que en la audiencia, uno de los acusados le dijo a un funcionario judicial: : “Usted no sabe quién soy yo”.