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¿Tengo una enfermedad o simplemente me olvido de las cosas?


Los profesionales del PAMI elaboraron la guía "¿Cómo saber si tengo dificultades con la memoria?" para responder algunas preguntas que las personas mayores suelen hacerse

La guía «¿Cómo saber si tengo dificultades con la memoria?», elaborada por profesionales del PAMI a partir de conocimiento científico presentado en forma clara y accesible, busca que la persona mayor pueda identificar si tiene un declive cognitivo esperable o está transitando alguna patología y encontrar ideas sobre cómo actuar.

Definiciones, cuadros comparativos entre envejecimiento «normal» e indicadores de deterioro, descripciones de las diferentes patologías asociadas a la pérdida de la memoria, consejos sobre cuándo y a quién consultar o cómo prepararse para una primera entrevista, son algunos de los materiales que provee esta guía que combina saberes académicos con explicaciones sencillas.

También brinda sugerencias prácticas sobre cómo adaptar el hogar, explica qué son las directivas anticipadas (indicaciones que la persona puede dejar sobre cosas que quiere y no, por si el deterioro cognitivo progresa ) y habla sobre el estigma, una de las principales barreras para la consulta.

«La guía permite a la persona pensarse y tener conocimientos acerca de si lo que le pasa es esperable o si está transitando por una situación de deterioro diferente, si esta situación será pasajera o tiene que ver con el comienzo de algo que en la actualidad no tiene cura pero sí tiene tratamiento», dijo a Télam el psicogerontólogo Ricardo Iacub, subgerente de Desarrollo y Cuidado Psicosocial del PAMI.

El especialista describió que «las guías son parte de un proceso que se llama psicoeducación, significa que uno puede ir aprendiendo conocimientos que se localizan generalmente en un docente, un profesional, ‘alguien que sabe'».

En este sentido, Iacub señaló que «las guías permiten democratizar los saberes, volverlos más accesibles y particularmente cuando se trata de salud permite una mayor autonomía de la persona frente a lo que le está sucediendo».

«Esto va en línea con el concepto de promoción de la salud en la medida en que contempla que una persona no sólo es receptora de una enfermedad sino también puede ser conductora frente a lo que le está sucediendo», añadió.

Esta práctica tiene especial relevancia en el contexto de los problemas cognitivos, ya que «durante mucho tiempo pensamos que no se podía hacer nada, que el paciente dependía exclusivamente de la familia, del médico», sostuvo.

La guía, la primera de este tipo en Argentina, tiene como objetivo que «quien la lea pueda ir encontrando en primera persona alternativas, ideas y tener una mirada más global de lo que va a suceder y desde ahí poder prever y atender situaciones que, de otra manera, dejarían a la persona a la expectativa de lo que va a pasar».

Iacub, quien es además Profesor Titular de Psicología para la Tercera Edad en la Universidad de Buenos Aires (UBA), señaló que «la guía no apunta a estandarizar los procesos pero sí plantea criterios comunes a partir de los cuales se puede pensar la singularidad de cada uno y de cómo van a ir sucediendo esos patrones».

El especialista diferenció el «declive cognitivo, que es lo esperable en toda persona que pasa los 50 años» de «el deterioro como conjunto de factores patológicos no esperables».

Una de las primeras advertencias de la guía -escrita por los especialistas Bárbara Herrmann, Fabián Triskier y Julián Bustin- es que «no todos los deterioros cognitivos van a ser progresivos» y explica además que «los más frecuentes son debido a lo que se conoce como las 4D».

Esto es «delirium, que es el deterioro en las funciones cognitivas como consecuencia de una causa clínica médica; depresión, que es una enfermedad del estado de ánimo caracterizada por una marcada tristeza y/o dificultad para sentir placer; deterioro cognitivo leve, que no impacta de manera significativa en las actividades de la vida diaria (AVD) y demencia, que agrupa enfermedades crónicas y progresivas en las que por la muerte de neuronas del cerebro hay un deterioro cognitivo de suficiente severidad como para interferir en el desarrollo de las actividades de la vida diaria».

Alrededor del 70% de las personas con demencia tiene enfermedad de Alzheimer, pero otros tipos de demencia menos frecuentes son la demencia vascular, la demencia mixta, la demencia por cuerpos de Lewy y la demencia frontotemporal.

«En la actualidad no sólo hay desconocimiento individual sobre la temática, lo que nos lleva a generar un montón de prejuicios, sino que no hay un dominio público demasiado claro acerca de cómo se transitan estas patologías, por lo que nos encontramos con profesionales que diagnostican alzheimer a partir de una entrevista, lo cual está mal porque un diagnóstico de este tipo puede llevar meses ya que se requieren diferentes pruebas», describió Iacub.

Y añadió: «También hay criterios confusos como decir que alguien tiene demencia senil cuando este concepto es un descriptor demasiado general y poco indicativo».

Finalmente, el especialista señaló que «todas las patologías asociadas a la pérdida de la memoria tienen tratamiento, no sólo medicación sino también prácticas psicológicas y sociales que pueden ayudar a que la enfermedad no avance con la misma velocidad y que se transite de una manera mucho más positiva».

La guía puede consultarse en https://comunidad.pami.org.ar/como-saber-si-tengo-dificultades-con-la-memoria/.