Para poder responder esta pregunta, CLG dialogó con Darío Giménez, ingeniero en Alimentos del Inta
Para poder responder esta pregunta, CLG dialogó con Darío Giménez, ingeniero en Alimentos del Inta
Por Emilia Ottogalli
La consciencia alimentaria de las personas es cada vez mayor y muchos empezaron a buscar alternativas más naturales. Plantar los alimentos que se van a consumir después es una opción más que válida, pero en las grandes ciudades no todos tienen patio o una amplia porción de suelo para hacerlo. Entonces, ¿se puede tener una huerta en el balcón? Para poder responder esta pregunta, CLG dialogó con Darío Giménez, ingeniero en Alimentos del Inta, que se desempeña dentro del programa ProHuerta.
En primera instancia el ingeniero aclaró que “sí es posible cultivar en un balcón”; aunque, claro, para hacerlo existen ciertas condiciones que deben darse. Así, detalló: “Se necesitan 6 horas diarias de luz para cultivar verduras “de hoja” (lechuga, rúcula, radicheta, khale, aromáticas, etcétera)”. “Mientras que para las que consumimos raíz o fruto (papa, calabaza, tomates, frutas, etc) se necesitan más de 6”, profundizó. La razón: la fotosíntesis.
Otro de los puntos fundamentales para poder tener una huerta en el balcón es el tamaño. “Tiene que haber un espacio mínimo, cuyas dimensiones se correspondan con el volumen de una botella de 6 litros por especie”. La importancia de ese espacio es que brindará las condiciones “para el sustrato en que el cultivo desarrollará las raíces para absorber agua y nutrientes”.
Giménez mencionó dos puntos clave que se deben considerar para plantar en una urbe: la temperatura y el viento dependiendo de la altura del balcón y ubicación del departamento. “El comportamiento de la temperatura en las casas y/o edificios de núcleos urbanos densos, puede tanto imposibilitar heladas al mantener una temperatura mínima siempre superior a 0°, como ‘cocinar’ a las plantas en días de altas temperaturas”, reveló. Por lo que hay que tener cuidado en las épocas de mucho calor.
En cuanto a los vientos, señaló: “Teniendo en cuenta las particularidades de los balcones, en los pisos más altos, los vientos cobran mayor velocidad, y esos pueden quebrar tallos de verduras fácilmente. Además, son muy efectivos para deshidratar a las plantas, tanto en verano como en el crudo invierno”. “Un buen reparo del viento es vital en los pisos más altos de los edificios”, aseguró.
Ahora bien, considerando todos estos factores que son de suma importancia, ¿qué es lo que se puede plantar en un espacio reducido? “Los cultivos más recomendados son las hortalizas más convencionales como rúcula, lechuga crespa, radicheta, acelga, hinojo, perejil, rabanito, zanahoria baby, chaucha, tomate, zapallito de tronco; las aromáticas de interés culinario: ciboulette, orégano, romero, tomillo; y del ramo de las frutas: mburucuyá o pasionaria y frambuesa”.
El ingeniero en Alimentos del Inta destacó: “Siempre se recomienda la técnica de cultivo asociado, es decir, dos o más especies compartiendo el espacio. Pues, la idea es aprovechar las interacciones benéficas entre las distintas especies de plantas”. Para finalizar, informó: «Como indicador de producción, en 3 meses y en el peor de los casos se espera obtener: aproximadamente 2 kg de verdura de hoja por metro cuadrado de suelo».
¿Cuáles son los cuidados específicos a la hora de plantar un alimento?
• Que no le falte agua
• Sustrato rico en nutrientes, lo óptimo es que que sea un ecosistema vivo, es decir, con buena cantidad de materia orgánica, insectos y microorganismos presentes. Ello se logra agregando compost o lombricompost. En un suelo vivo, las plantas se desarrollan más rápido y más sanas.
• Que no le falte luz solar
• Temperaturas óptimas el mayor tiempo posible (Rango de 20 – 25°)
• En lo posible asociar especies.
Materiales de consulta elaborados por Inta, disponible en la web de manera libre y gratuita en formato PDF
• Mi casa, mi huerta. Técnicas de agricultura urbana. Schonwald y Pescio. 2015.
• Manual de cultivos para la Huerta Orgánica Familiar. Goites. 2008.
• Manual de la huerta agroecológica. 2017.