Lejos de ser una solución estructural, esta forma de empleo flexible se presenta como un refugio ante la desocupación. Horacio Yannotti, secretario general del gremio, afirmó: “Dentro de 25 años los trabajadores no se van a poder jubilar y muchos ya no tienen obra social”
La creciente incorporación de trabajadores a las plataformas digitales como Uber, DIDI, y otras aplicaciones similares, evidencia un fenómeno en alza que preocupa a gremios y especialistas del mundo del trabajo. Lejos de ser una solución estructural, esta forma de empleo flexible se presenta como un refugio ante la desocupación, pero consolida condiciones de alta precariedad.
Así lo advirtió el Sindicato de Peones de Taxis (SPT) de Rosario, al señalar que cada vez más personas recurren a estas plataformas para generar ingresos en un contexto económico adverso. “Es fruto de la situación socioeconómica que está viviendo el país. Esto es muy similar a lo que pasó con los remises truchos en los años ’90”, graficó Horacio Yannotti, secretario general del gremio.
En línea con esta advertencia, un relevamiento reciente del Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad Nacional de San Martín, titulado ¿Crece el refugio en el trabajo de plataformas?, plantea que este tipo de ocupaciones “no alcanza ni podría alcanzar a contener toda la búsqueda de ocupación y de ingresos adicionales; amortigua sólo transitoriamente el aumento de la desocupación y, por último, consolida y profundiza la precariedad del mercado de trabajo”.
Rosario, ejemplo de un fenómeno en expansión
En el plano local, el secretario general del SPT alertó que en Rosario ya hay unas 30 mil personas que trabajan bajo esta modalidad en distintas áreas: transporte de pasajeros, cadetería, gastronomía y servicios de encomienda, entre otros. «Mucha gente que ha perdido su actividad laboral, o que ha visto caer sus ingresos, pone su auto, moto o bicicleta a trabajar en estas plataformas. Pero esto genera una situación laboral muy precaria donde el trabajador no hace aportes a la obra social ni genera aportes jubilatorios», explicó Yannotti.
Además, denunció que las aplicaciones “se llevan hasta un 30% de la recaudación bruta” y no tributan ni ofrecen protección laboral. “Estas empresas ganan mucho dinero y no ofrecen nada a cambio a quienes trabajan para ellas”, sentenció.
“Pan para hoy, hambre para mañana”
El dirigente gremial también hizo hincapié en la imposibilidad de sostener esta actividad a largo plazo. “Hay cada vez más choferes de estas aplicaciones y una reposición constante de personas que entran y salen porque no pueden mantener su herramienta de trabajo. Es pan para hoy y hambre para mañana: el ingreso permite subsistir, pero no cubrir los gastos de mantenimiento del vehículo”.
A su vez, remarcó que muchas de las personas que hoy se desempeñan como choferes o repartidores tienen alrededor de 40 años, y advirtió sobre las consecuencias que esto traerá en el futuro. “Va a llegar un momento en el que estas personas necesitarán jubilarse y no tendrán los aportes necesarios. Ya hoy muchos no tienen obra social y deben recurrir a la salud pública. El Estado va a tener que responder ante eso”, alertó.
La necesidad de regulación
Finalmente, Yannotti instó a los distintos niveles del Estado a actuar. “Hay países del primer mundo donde los gobiernos han obligado a estas plataformas a registrar a sus trabajadores en relación de dependencia. Esperamos que el gobierno nacional tome nota de esta situación”, expresó.
