La organización delictiva estaba liderada por un preso, que desde la cárcel organizaba venta de drogas y prestaba servicios de sicariato en la ciudad
Un taxista de la ciudad santafesina de Rosario fue imputado como miembro de una banda liderada por un preso que, desde la cárcel, organizaba la venta de drogas al menudeo y prestaba “servicios de sicariato”, al revelarse que hacía “inteligencia” desde su auto de alquiler a un «testigo protegido» al que seguían para matarlo, informaron hoy fuentes judiciales.
La trama sobre el «trabajo» que hacía el taxista Jorge Inocencio Ojeda fue conocida en las últimas horas durante una audiencia judicial en la que fueron imputados con prisión preventiva los 12 miembros de la organización delictiva, liderada por un joven condenado por homicidio llamado Alejandro Isaías Nuñez, alias “Chucky Monedita”.
En la audiencia, los fiscales Pablo Socca y Valeria Haurigot aseguraron que el taxista Ojeda era el «datero» de la organización, ya que le aportaba a «Chucky Monedita» fotos, videos e información sobre un «testigo protegido» en una causa contra un jefe narco de Rosario, al que pretendían asesinar.
De acuerdo a la investigación, la banda liderada desde la cárcel santafesina de Piñero por “Chuky Monedita”, administraba una red de puntos de venta de drogas al menudeo, realizaba usurpaciones de vivienda y organizaba balaceras, en algunos casos por contiendas con competidores en el negocio narco.
La investigación avanzó desde fines de octubre del año pasado cuando en un control policial de rutina fue detenido Jonatan Ribles con una pistola calibre 9 milímetros, una moto con pedido de secuestro y un teléfono celular.
La pericia del equipo móvil reveló la existencia de la banda liderada por Núñez y dejó al descubierto el «trabajo» que estaba realizando el taxista Ojeda desde su auto, como así también un plan para matar a Carlos Arguelles, un mecánico que formó parte de la banda narco liderada por el rosarino Esteban Alvarado y que luego se convirtió en testigo protegido al declarar en su contra.
Puntualmente, la pesquisa reveló que entre el 26 y el 28 de octubre pasado Ojeda siguió con su taxi los pasos de Arguelles por varios puntos de Rosario.
La información que obtenía la remitía al teléfono de “Chuky Monedita” en forma de datos, fotos y videos, que a la vez eran enviados al celular de Ribles, el sicario contratado por Núñez para matar al mecánico y testigo protegido Arguelles.
Por eso, los fiscales acusaron a Ojeda de “colaborar en la logística de los atentados con armas de fuego, realizando tareas de inteligencia y seguimiento de las victimas, aprovechando su condición de taxista para realizar esas tareas en la vía pública sin llamar la atención, y reportando cada uno de sus movimientos al líder de la organización y a los encargados de concretar esos atentados”.
El 27 de octubre, Ojeda siguió a Arguelles cerca de su domicilio por más de 15 cuadras y anotó el itinerario y los horarios de sus movimientos.
En uno de los mensajes hallados en el teléfono de Ribles, el taxista cuenta su tarea: “Yo lo seguí como más de 15 cuadras, lo seguí yo al auto, ya te digo me agarró el semáforo, mucho tránsito a esta hora”.
Y se queja por haberlo perdido: “Y se me fue a la mierda, se me fue”.
Otros mensajes revelan la frustración del presunto sicario, Ribles, por no poder dar con Arguelles, al señalar que “este viejo hijo de puta es incansable, se me va para todos lados”, y señalan que el mecánico tenía custodia de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), lo que obstaculizaba el ataque.
El taxista, por su parte, se lamenta en un mensaje que el “gatillero” no haya estado en el momento y el lugar indicado: “El tiro era de estar cerca apenas te avise y tac”.
Finalmente, el 28 de enero último, Arguelles fue atacado a balazos desde otro auto cuando conducía su EcoSport junto a su familia en Gaboto al 5500, en la zona sur de Rosario.
Los disparos dieron en el vehículo y no hubo heridos, pero la propia víctima relacionó el ataque con su condición de testigo en la causa que se le sigue a Esteban Alvarado, en la que el mecánico está imputado como presunto testaferro del líder narco.
Los fiscales que investigan la banda de “Chucky Monedita” presumen que el plan para matar a Arguelles fue pergeñado por otro preso en la cárcel de Piñero que comparte pabellón con él, y que está sindicado como el jefe de los sicarios de Alvarado.