Por Pablo Bloise
“Así es imposible trabajar”. La frase lo resume todo. La situación del país sigue golpeando a varios sectores y uno de los que está entre la espada y la pared, sin dudas, es el de los taxis. Según le afirmó a CLG Mario Cesca, titular de la Asociación de Titulares de Taxis Independientes (Atti), tan compleja es la realidad que prefieren abstenerse de aumentar la tarifa, en una época donde el incremento de las mismas es moneda corriente, para no seguir perdiendo ventas, que ya muestran una caída cercana al 50%.
Cesca no dudó en afirmar que la actividad «se ha venido en picada desde que empezó esta historia del dólar”. “Cuando en marzo aumentamos la tarifa se sintió un poco, pero la gente ya se estaba adaptando y veníamos trabajando más o menos con la misma cantidad de pasajeros. Pero ahora con esta debacle económica el trabajo se cae y se sigue cayendo”, afirmó.
En medio de esta crisis, la cosa parece lejos de mejorar. Es que se vendrán nuevos ajustes, que se conocieron luego de las declaraciones del presidente Mauricio Macri y del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y eso afectará a los taxistas, que prefieren no retocar las tarifas, a pesar de que les está costando sacar ganancias, porque eso significaría seguir perdiendo pasajeros.
Si bien las subas en las naftas no impactan directamente en la mayor parte de los taxis, Cesca fue categórico al anunciar que “si en los próximos días aumenta el gas considerablemente, prácticamente detienen la flota. Porque vamos a tener que trabajar sólo para poder pagar el GNC”.
“Ojalá que no, pero si eso ocurre, ahí sí vamos a tener que parar a pensar qué hacemos. Porque será insostenible. Los números de hoy en día nos cierran hasta ahí nomás, pero con un aumento en el gas sería imposible”, admitió.
“Antes vos dejabas un pasajero y en la otra esquina subía otro. Ahora nada que ver. Tenés que estar una hora dando vueltas, y ese combustible que perdiste dando vueltas no lo recuperas con el próximo pasajero que se te sube. Es un drama”, continuó.
Siguiendo con la merma en la cantidad de pasajeros, esgrimió: “Uno puede tener datos estadísticos. Yo te puedo decir que si antes se subían 20 personas a los taxis, hoy se suben como máximo 14. Pero el fiel reflejo de la miseria son las paradas. Por ejemplo, en Sarmiento y Córdoba o en la terminal. Hay colas interminables de taxis en lugares donde antes la gente se quejaba porque no había más coches».
“A partir de todo esto, nosotros pensamos que si movemos el precio, la demanda seguirá en caída y, por supuesto, será más pronunciada. Hay un montón de cosas que están atadas al valor de las tarifas, por ejemplo los sueldos, los aportes patronales y el sistema de radio. Si nosotros aumentáramos la tarifa, esos gastos fijos que tenemos también incrementarían, pero nos bajan los viajes, y ahí sonamos”, enfatizó.
“Nos conviene quedarnos como estamos, aunque lamentablemente recaudemos menos. Si la gente no sube a los taxis, nosotros siempre nos vamos a llevar menos plata que antes”, añadió.
En otro orden, explicó que ese no es el único problema: “El tema de precios es una locura también. Hace dos meses averiguamos por un auto y salía 350 mil pesos. La semana pasada volvimos y ya estaba 480 mil. Ahora me dicen: ‘no estamos vendiendo y tampoco tenemos precios’. Desde el gobierno nos piden paciencia, pero ni bien sube el dólar las cosas aumentan. Y después nos quieren venir a decir a nosotros cómo tenemos que actuar”.
“Con los repuestos pasa lo mismo. Un espejo retrovisor estaba 450 pesos y algunos días después ya me lo querían cobrar 1.300. Estamos todos locos. Así no se puede trabajar”, puntualizó el dirigente gremial.
Por último, se lamentó: “Hay una incertidumbre total. No sabemos a dónde va a ir a parar todo esto. Parece que lo único que queda por hacer es esperar que el barco choque para ver dónde quedamos: si nos hundimos, si quedamos flotando o si alguien nos tira un salvavidas. Si yo no lo supiera, no habría mucho problema. Pero el tema es que ni ellos lo saben”.