Por: Enrique Genovar
Una oportunidad desaprovechada. Dos puntos que podrían traer consecuencias más adelante. Central tuvo todo para quedarse con la victoria ante Patronato sin embargo no pudo. Y así, sumado a lo cosechado en el Nuevo Gasómetro, las dos unidades que cosechó de sobre seis es poco.
El equipo de Diego Cocca fue superior al rival, de hecho el arquero Matías Ibáñez fue la figura de la cancha. Pero no pudo. No pudo porque no supo en el complemento como acaparar la diferencia que ya existía en el marcador y la numérica, ya que al conjunto entrerriano le habían expulsado un jugador.
Las ideas fueron las de siempre. Y por la poca monta del rival hizo que la manera de jugar del equipo de Cocca se haga presente en más cantidad de tiros al arco. Pero las formas son las que no terminan de convencer. Es que el partido le pedía otra cosa y quedó en buenas intenciones, nada más. Con un tiro, el único que ejecutó en todo el partido, Patronato lo empató y el Canalla no tuvo con qué llegar al segundo.
Esta vez el entrenador no estuvo lúcido a la hora de leer el partido. Lo sacó a Lovera, el mejor delantero de la tarde, hizo los cambios tarde y todos fueron pieza por pieza. Si bien es cierto que lo mereció ganar, Central no estuvo en una buena tarde. Y por más que lo intentó se quedó con sólo un punto ante un rival de menor jerarquía, pero que pelea por lo mismo.
Tenía que ganar y no lo hizo. Tenía la posibilidad de aprovechar los flojos resultados que tuvieron los equipos que pelean por lo mismo y no lo logró. Por estos motivos quedarse con que el equipo llegó más veces que su rival y que hizo figura a su arquero parece no ser el análisis correcto de lo que pasó el sábado en el Gigante.