La elección del DT leproso se estira. Y el hincha se impacienta. Está claro que no es sencillo buscar entrenador en este contexto de Newell’s. Poca plata, la tabla de promedios acosando, y la gente en estado de ebullición. Y es ahí donde no se busca al mejor, sino al mejor que se puede.
Hoy la pelea parece reducirse a un mano a mano entre un «tapado» y Fernando Gamboa. Uno con mejor presente y algo de chapa; el otro con historia en el club y pocos resultados que lo avalen en el corto plazo. No hay mucho más, al menos hasta ahora.
¿Existe el «tapado»? Sí, tiene nombre y apellido y ya mantuvo un par de charlas con la dirigencia y Peratta. Y que su nombre no haya trascendido ayuda a los directivos. Si se cae, nadie podrá reprocharles una gestión que no se resolvió. Si llega, será sorpresivo. Y siempre el efecto sorpresa es favorable.
El problema es la demora. Porque no tener el técnico retrasa la búsqueda de refuerzos y el rearmado del plantel. Como un efecto dominó imposible de evitar. Y el tiempo esta vez no es mucho. Porque lo que no se hace hoy, mañana puede ser tarde.