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¿Tanto despliegue informativo porque se trata de Sala?


Por Carlos Duclos

La respuesta al título de esta columna es en nuestro caso contundente: no solo porque se trata de Emiliano Sala, sino porque se trata del dolor, del sufrimiento, de la angustia que debe padecer una familia. La peor de las angustias: perder un hijo, perder un hermano.

Emiliano Sala y su familia se constituyen, hoy, en el paradigma representativo de cientos de miles de seres  que en el mundo, en nuestro país, y acaso también al lado mismo de cada uno de nosotros, afronta un sufrimiento. Sala y su familia representan a todos los “Sala”.

La mala noticia ha sido que desapareció la avioneta donde viajaba el jugador de fútbol y un piloto; la peor es que a horas de ese hecho la búsqueda se abandona. Es lamentable… y cuestionable.

El papá de Emiliano, la hermana (llorando) ha suplicado que continúe el rastrillaje. No hay respuestas.

En este contexto, vale un interrogante: ¿cuántos, ante el dolor del prójimo, de una u otra forma, abandonamos la búsqueda? ¿Cuántos, ante la adversidad del otro, nos sumergimos en nuestras propias cosas para dar vida a un… “que cada cual se arregle”? Este parece ser el problema del mundo hoy (y acaso siempre), este es el problema central de nuestra sociedad argentina.

La búsqueda, ante la desaparición de la vida y la vida en paz del otro, no debe abandonarse jamás. La búsqueda no es solo buscar literalmente, sino (en un sentido extenso de la idea) es compartir el infortunio del otro, comprometerse con lograr una solución para el problema. ¿Tanto despliegue informativo porque se trata de Sala? No, porque se trata también del dolor de tantos Sala.

Que la búsqueda continúe.