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Tanguito: el camino del «héroe»


A instancias de Javier Martínez, llegó a registrar algunas canciones que fueron publicadas en 1972, en un disco que llevó su nombre y que fue reeditado a mediados de los `80

Casi como si supiera que estaba llamado a ser un mito, José Alberto Iglesias abandonó por completo su nombre cuando era apenas un adolescente y adoptó el mote de Tanguito, más acorde a la fantasía en la que vivía que a la realidad a la que no quería amoldarse.

El apodo con el que iba a hacerse conocer desde entonces y pasar a la historia se trataba solo de una broma que le hacían los amigos del barrio por su afición a bailar el rock, pero también hablaba de una personalidad que le escapaba a toda regla y disciplina, y buscaba la manera de sobrevivir sin tener que adaptarse a horarios y obligaciones.

Nacido el 16 de septiembre de 1945 en la localidad bonaerense de Caseros, en el seno de una familia trabajadora, Tanguito se volcó a la música desde muy joven y comenzó a recorrer bailes barriales en donde interpretaba los rocanroles clásicos traducidos al español.

Así llegó a ser en los primeros años de la década del ´60 vocalista de Los Dukes, una agrupación alineada dentro de lo conocido entonces como «nueva ola», que abordaba un ecléctico repertorio que combinaba música beat, tropical y boleros. Allí registró su primera composición «Mi Pancha», una tonada al estilo de «El Club del Clan».

A pesar de que el grupo contaba con cierta popularidad en el ambiente de los bailes, Tanguito decidió intentar una carrera solista y comenzó a frecuentar los lugares en donde se comenzaban a juntar quienes darían vida al rock argentino.

Junto a Litto Nebbia, Pipo Lernoud, Moris, Javier Martínez y Pajarito Zaguri, entre otros; conformó el núcleo que divagaba entre La Cueva y el bar La Perla, en medio de interminables charlas que derivaban en poemas o letras de canciones, e intercambio de melodías.

En ese contexto, Tanguito, quien también gustaba de cambiarse el apodo y hacerse llamar alternadamente Ramsés VII o Donavan el Protestón, marcó los trazos gruesos para canciones como «Amor de primavera», «La princesa dorada», «Natural», «El hombre restante» y, fundamentalmente, «La balsa».

El éxito de esta última composición, a la que completó, armonizó y dio forma Litto Nebbia, le confirió a Tanguito cierta celebridad y ganancias económicas que dilapidó por su displicente andar.

Dueño de un carácter tímido e inseguro, e incapaz de realizar cualquier actividad que implicara una mínima disciplina, esta figura fue sumergiéndose en las drogas y perdiendo cada vez más su rumbo artístico, casi en paralelo a la conformación de una modesta industria alrededor del rock local.

El joven divertido, ingenioso, cálido, que era un diamante en bruto, pasó a convertirse en una persona que cargaba consigo un sinfín de problemas para quien se le acercara.

A instancias de Javier Martínez, llegó a registrar algunas canciones que fueron publicadas en 1972, en un disco que llevó su nombre y que fue reeditado a mediados de los `80.

Los últimos años de Tanguito fueron una larga procesión por comisarías, juzgados y neuropsiquiátricos, a raíz de su adicción a las drogas y sus rebeldes comportamientos ante las autoridades.

En un intento de fuga del Instituto Borda, fue arrollado por un tren en la zona de Puente Pacífico, un hecho que en el momento pasó desapercibido y del que ni siquiera sus amigos tuvieron noticias.

Convertido en una figura de culto, la imagen de Tanguito tuvo una especie de renacimiento cuando en 1993 se estrenó el filme de Marcelo Piñeyro «Tango Feroz», una historia ficticia basada en su vida, que lo mostraba como un genio incomprendido, cuya rebeldía y espíritu libre lo habían convertido en víctima de un estado represivo, además de haber sido traicionado por sus amigos.

A pesar de las polémicas, la película fue un éxito, generó un interés inusitado por este artista y por los inicios del rock argentino, pero fundamentalmente terminó de convertir a una figura de culto en un mito.

En 2009, se lanzó otro disco con cintas encontradas llamado «Yo soy Ramsés», en donde también interpretaba temas de Moris.