Por Diego Carballido
Desde hace unos días, en la esquina de España y Catamarca hay un nuevo y pintoresco emprendimiento gastronómico. Pero no es esa, solamente, la novedad. El espacio denominado “Tango Azteca” es un bar que tiene otra particularidad: su espíritu inclusivo. «Estamos generando un modelo de negocio relacionado con la integración social, que se puede replicar en cualquier otra actividad comercial”, relata Marcelo Sulichin en diálogo Con la Gente.
Marcelo es uno de los socios propietarios de este resto bar junto con Erwing Iturbe. “En realidad, todo surgió hace más de 12 años. La idea madre es de Erwing, mi socio mexicano, porque tiene una hermana con síndrome de Down y vino a la Argentina para hacer un posgrado. La casualidad hizo que yo fuera uno de sus profesores, pegamos onda, y él me propuso hacer una capacitación de asistente de mozos para jóvenes con síndrome de Down. Así comenzó todo, junto con la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Rosario armamos la primera capacitación en el año 2006”, cuenta Suchilin.
A partir del éxito obtenido en esa primera capacitación, surgió la necesidad de crear un catering, siempre con el mismo espíritu, pensando en «la inclusión social a partir del trabajo», dice Marcelo, y agrega: «Erwing le puso corazón a la idea y después trabajamos con un grupo interdisciplinario. Yo me dedico al asesoramiento hotelero y gastronómico, estamos apoyados por una licenciada en educación y un psicólogo especialista en discapacidad infantil».
Un sueño cumplido
Tango Azteca es la materialización de un proyecto que venían conversando hace tiempo entre Marcelo y Erwing, y que recién a finales del año pasado se pudo concretar. Quienes se acerquen al local, pueden llegar a ser atendidos por Emilia Capriotti, a quien todos le dicen “Mimi”. Al respecto, Marcelo detalla: «Mimi se incorporó en febrero, y quisimos ver cómo era el proceso de adaptación con los empleados del bar y con los clientes. Sabíamos que no íbamos a tener problemas, pero hay todo un proceso de aprendizaje. El viernes 20 de abril hicimos la inauguración formal y estamos preparados para seguir incluyendo. Por ahora, lo hacemos con empleados con discapacidad intelectual».
Marcelo cuenta que están conformes con los resultados obtenidos hasta ahora y ya tienen planeado “comenzar la tramitación para la inclusión de dos jóvenes más, uno a partir de junio y otro a partir de julio. Solo podemos incluir a dos personas más por el tamaño del negocio». Sulichin no tiene dudas al afirmar que «la gente reacciona positivamente. En un comienzo, cuando la incluimos a Mimi al público habitual le llamó la atención, pero después se acostumbró porque ella trabaja realizando las competencia profesionales que se utilizan dentro de cualquier negocio gastronómico».
Tango Azteca busca ser un proyecto gastronómico con inclusión, pero donde la gente regrese por la calidad del servicio. «Queremos demostrar que somos todos iguales. Nuestra intención es comprobar que se puede armar un proyecto con inclusión social y, a la vez, ser rentable. Pretendemos brindar un buen servicio, apoyándonos en los grupos vulnerables, y que la gente sea bien atendida», concluye Marcelo.