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Taller Protegido Rosario, cuando ayudar es el lema y la bandera


La historia de un espacio que desde 1982 forma a personas con discapacidad para que puedan insertarse laboralmente en la sociedad

Por Santiago Ceron

Ayudar al prójimo: una tarea realizada por personas generosas y desinteresadas que no buscan un provecho personal y que dedican su tiempo a intentar cambiar, al menos por un rato, la vida de otro. Ese es el trabajo que realizan en Taller Protegido Rosario, un espacio que desde 1982 forma a personas con discapacidad para que puedan insertarse laboralmente en la sociedad.

Actualmente, este taller ubicado en 9 de Julio 340 le da trabajo a 32 personas discapacitadas, que van desde los 22 hasta los 63 años. Todos cumplen un rol en distintos sectores y fabrican y venden sus propios productos. Con trabajos que van desde atención al público hasta artesanías, estas personas se forman para poder participar de la vida laboral como uno más.

El taller cuenta con tres áreas principales: una fotocopiadora, donde se realizan espiralados y se venden insumos y artesanías; un sector donde se cortan bolsas de polietileno de distintos tamaños que son vendidas a consorcios, hospitales y empresas; y un sector de artesanías que son realizadas a partir de objetos reciclables. Otro de los trabajos que se realizan es el de cadetería, con el que reparten los artículos que venden y también realizan trámites bancarios.

Según cuenta Sabrina Gatti, directora del taller, «la idea es que todos estos puestos de trabajo sean una excusa para formarlos laboralmente, para que ellos tengan las conductas básicas de trabajo«.

Casi 39 años de trabajo ininterrumpido se realiza en este taller inclusivo, que se empeña en darle herramientas laborales a personas con alguna discapacidad intelectual, sin importar su edad, que de otra forma probablemente no las tendrían. Su presidenta es Perla Maurutto, de 82 años, quien fue una de las fundadoras del taller y nunca se alejó. CLG pudo dialogar con ella, quien transmitió sus vivencias y experiencias.

Perla contó que la idea del taller surgió inicialmente gracias a su hija: «Yo tengo una hija discapacitada, desde que era chica vi la perspectiva de cuando tuviera cierta edad a lo mejor necesitaba otro espacio, cuando comenzaron a aparecer los centros de día y los hogares, se pensó en un taller. El Dinad (Defensa Integral de Niños y Adolescentes Deficientes) tenía comprada una casa que no estaba en condiciones y nos preguntaron si queríamos refaccionarla para usarla con los chicos, así empezó esto».

«La arreglamos y comenzamos a trabajar con algunos chicos, armamos algo de la nada. En esa época todavía no existían las carreras de terapista ocupacional o acompañante terapéutica, así que lo hicimos con maestras de labores», relató. Y agregó: «Justamente nuestra directora actual, Sabrina Gatti, es de las primeras que se recibieron en Santa Fe. Ella vino a hacer la pasantía, me gustó mucho su manera de ser y se quedó».

«Este es un taller modelo» afirmó Perla. «Nos damos cuenta cuando hacemos un trámite por ejemplo, porque tenemos todo bien organizado», agregó. Además, contó que cuentan con apoyo del sector privado: «Trabajamos para incluir a los chicos en la vida competitiva y logramos que haya empresas que ya tengan el espacio para ellos. Gracias a Dios tenemos mucha cabida en empresas y lugares de trabajo. Nos estamos moviendo bastante y cada tanto también le mojamos la oreja a los políticos».

Por otra parte, contó que si bien no les escapan a la realidad económica de los últimos años, tienen medios para amortizar la situación: «En los últimos 2 o 3 años se nos hizo un poco más difícil el trabajo, como todo, pero como nosotros comercializamos muchas de las cosas que hacemos acá y tenemos un pequeño subsidio de la Municipalidad dentro de todo nos la podemos arreglar». Y aprovechó para «mimar» a quienes trabajan con ella: «Las personas que se encargan de nuestras finanzas son muy capaces y estrictas».

Si la pregunta es cómo se puede ayudar, su directora Sabrina tiene la respuesta: «Lo que necesitamos son clientes, más gente que se acerque y vea todo lo que tenemos para ofrecer y que se lleven algo«.

El Taller Protegido Rosario es un ejemplo para la ciudad y da una muestra de perseverancia y generosidad gracias a sus casi 39 años de trabajo solidario.