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Súper martes: mujeres rompen récord de candidaturas en EE.UU., pero su representación aún es baja


Las elecciones legislativas de mitad de mandato también llegan con marcas nuncas vistas de presencia del colectivo LGBTIQ+ en todos los niveles

Por Marianela Mayer – Télam

Las elecciones a mitad de mandato en Estados Unidos del martes tendrán récord de candidaturas LGBTIQ+ en todos los niveles, mientras que las mujeres rompen marcas en las carreras a gobernaciones y legislaturas estatales, pero sus postulaciones al Congreso disminuyeron ligeramente este año, lo que demuestra la persistencia de barreras políticas en un país donde estos grupos están subrepresentados.

Por primera vez en la historia, los estadounidenses podrán elegir candidatos de las disidencias en los 50 estados del país y el distrito capitalino de Columbia, con un total de 678 aspirantes, un 18,1% más que en 2020, según un informe del Fondo Victoria LGBTQ.

«A medida que los políticos en las legislaturas estatales y en las juntas escolares lanzaron ataques sin precedentes contra nuestra comunidad y nuestros niños, los líderes LGBTQ respondieron postulándose en números récord», dijo la directora de esta organización, Annise Parker.

Estos comicios tendrán también una cantidad inédita de candidatas a gobernadoras y parlamentarias estatales, con 25 y 3.614 aspirantes, respectivamente, según datos del Centro para la Mujer y la Política Estadounidenses (CAWP).

Se trata de un 56% más de postulaciones femeninas a gobernaciones con respecto al récord previo de 2018 y, en el caso de las legisladoras estatales, casi un 5% más en relación con el de 2020.

Sin embargo, esta dinámica no se dio en las candidaturas de mujeres al Congreso, que registraron un leve descenso en comparación con las elecciones de hace dos años.

Mientras las aspirantes a la Cámara baja pasaron de 298 a 259, en el Senado hay 20 en lugar de 21.

«No hay una razón clara para esto, pero al menos demuestra que dos años récord (2018 y 2020) no significan que se hayan eliminado todos los obstáculos para que las mujeres puedan acceder a cargos políticos», dijo a Télam Kelly Dittmar, directora de investigación del CAWP.

Para la especialista, también pudo haber algunos «cálculos estratégicos» hechos por las candidatas demócratas, que siguen siendo «la mayoría» de las mujeres que se postulan, en unas legislativas históricamente desfavorables para el oficialismo.

Las mujeres representan un 19,3% de los aspirantes republicanos a la Cámara de Representantes y un 19,4% al Senado, frente a un 43% y 39% en el bando demócrata.

La mayoría de candidaturas oficialistas es aún más significativa en la comunidad LGBTIQ+, donde casi el 90% de los que participaron en las primarias eran demócratas.

Celebrados para renovar la Cámara baja, un tercio del Senado, 36 gobernaciones y numerosas legislaturas estatales, estos comicios se dan en un contexto de ataques crecientes contras las mujeres y las disidencias en el país, que han visto sus derechos no sólo amenazados sino también mermados.

Tal fue el caso de la derogación en junio del derecho al aborto tras casi medio siglo de vigencia, que pasó a depender de la legislación de cada estado, o el récord de más de 340 proyectos legislativos anti-LGBTIQ+ propuestos en los parlamentos estatales, según denunció la Campaña de Derechos Humanos, el mayor grupo estadounidense de defensa de las diversidades.

El impulso de leyes represivas se extendió incluso al Congreso, donde los republicanos de la Cámara de Representantes proponen prohibiciones a la interrupción voluntaria del embarazo a nivel nacional y a hablar públicamente de la identidad de género y la orientación sexual.

Esta situación podría impulsar una movilización significativa de las mujeres y las disidencias, tal como ocurrió en los últimos comicios, en los que su voto fue determinante para el triunfo de Joe Biden.

«Quedarse al margen no es una opción cuando nuestros derechos están en peligro. Este es un momento para la acción», subrayó Parker, exintendenta de la sureña Houston.

Aunque los temas de género han ido ganando peso en el debate nacional en los últimos años, tanto las mujeres como las disidencias continúan estando subrepresentadas en la política norteamericana.

Las estadounidenses equivalen a más de la mitad del país, pero ocupan menos del 30% de los cargos políticos, según el CAWP, mientras que las diversidades representan al 7,1% de la población, pero son sólo el 0,2% de los funcionarios electos, de acuerdo al Fondo Victoria LGBTQ+.

Esto se debe a «estereotipos de larga data» que asocian a los hombres y la masculinidad con el liderazgo político, afirmó Dittmar.

En ese sentido, destacó la dificultad que tienen las mujeres en recaudar fondos para las cada vez más costosas campañas electorales -este año el gasto total estimado superará los 9.300 millones de dólares-, tanto por las disparidades de riqueza por género como por el acceso diferencial por género a las redes de dinero.

Además, señaló que las mujeres afrontan un sexismo «más flagrante» en las campañas e instituciones políticas, dominadas tradicionalmente por hombres blancos, cis y héteros.

«Los informes recientes sobre la violencia política hacia las mujeres muestran que se enfrentan a más y diferentes tipos de violencia y acoso, lo que puede disuadirlas de ejercer su cargo», dijo la experta.

Unos argumentos válidos también para las diversidades, principalmente para las lesbianas, bisexuales y trans, cuyas candidaturas son una minoría entre los aspirantes LGBTIQ+.

Estas personas deben afrontar, asimismo, otras barreras, como la discriminación transhomofóbica y la falta de mentores o modelos políticos que los inspiren a postularse, afirmaron desde el Fondo Victoria LGBTQ.

«La representación importa de múltiples maneras. Defiende la equidad y la legitimidad de lo que se supone es una democracia representativa», explicó Dittmar y concluyó: «Presentarse y ejercer un cargo político ayuda a romper los estereotipos de género y de candidatura que han mantenido el dominio de los hombres blancos en las campañas y el gobierno, además de aumentar la confianza y la participación en el sistema político de quienes fueron marginados de él».