Desde Prefectura y el Instituto Nacional del Agua reconocen que el caudal va cayendo en este inicio de 2025. ¿Cuál es el pronóstico para lo que viene?
El río Paraná inició el 2025 con una tendencia descendente que afecta directamente a la provincia de Santa Fe, con la ciudad capital y Rosario como epicentros. Luego de un notable aumento en diciembre de 2024, el caudal que había traído alivio a las costas locales comienza a disminuir nuevamente, según los registros de Prefectura Naval Argentina y las proyecciones del Instituto Nacional del Agua (INA).
Diciembre marcó un cambio en el panorama fluvial del Paraná, con un aumento considerable que llevó al río en Rosario a superar los dos metros tras meses de niveles bajos. Sin embargo, con el inicio de enero, el descenso se hizo evidente: el sábado 4 el hidrómetro en Rosario marcó 2,51 metros, y para el domingo 5 bajó a 2,41 metros.
El alivio temporal trajo cambios en la fisonomía de las playas, incluyendo la proliferación de vegetación acuática y un aumento en la presencia de mosquitos, un fenómeno típico asociado a las crecidas estacionales.
Pronósticos para Rosario
El INA anticipa que la tendencia descendente comenzará en las próximas semanas. Para el 7 de enero, se estima que el río alcance los 2,41 metros, y para el 14 de enero se proyecta una baja por debajo de los dos metros, llegando a 1,81 metros.
Esta situación mantiene al río en niveles «medios hacia bajos», según la clasificación del INA. A pesar de estas fluctuaciones, el caudal actual todavía ofrece cierta estabilidad en comparación con las sequías más críticas del pasado reciente.
Lluvias y clima: ¿qué esperar?
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), en sus pronósticos climáticos trimestrales, prevé precipitaciones normales o inferiores a lo habitual para el litoral argentino en los meses de enero, febrero y marzo. Sin grandes eventos climáticos globales como El Niño o La Niña marcando el ritmo, el panorama dependerá de oscilaciones locales, que podrían dar lugar tanto a lluvias intensas en períodos cortos como a intervalos prolongados de sequía.
Rosario y sus costas deberán seguir adaptándose a los cambios en el nivel del Paraná, con un ojo puesto en los pronósticos climáticos y en los desafíos que trae consigo un río en constante cambio.