Un operativo de las fuerzas de seguridad en Sri Lanka contra una célula del Estado Islámico (EI) en la ciudad oriental de Kalmunai, en el marco de las investigaciones por la cadena de atentados del domingo pasado, dejó al menos 16 personas muertas, entre ellas seis menores, informó la policía.
Los hechos se desataron cuando militares y policías intentaban entrar en un refugio de la milicia radical, tras lo cual tres hombres se hicieron explotar, matando a tres mujeres y seis niños.
A estas víctimas se añaden «otros tres hombres» hallados sin vida fuera de la casa, sospechosos también de ser kamikazes, de acuerdo a la versión policial, citada por el servicio alemán de noticias Deutshe Welle.
El operativo se había iniciado anoche, tras recibir un aviso anónimo sobre la existencia de una casa donde se ocultaban personas vinculadas con los atentados suicidas del Domingo de Resurrección en el país insular asiático.
En un comunicado, las autoridades aseguraron que las fuerzas de seguridad «allanaron una casa donde se halló un enorme depósito con explosivos».
Un niño resultó herido durante el enfrentamiento y fue derivado a un centro asistencial.
El comunicado señala que los sospechosos posiblemente eran miembros del grupo islamista National Towheed Jama’at (NTJ), acusado por el gobierno de perpetrar los ataques del pasado domingo y con supuestos vínculos con el EI.
Hasta ahora hay 76 detenidos por su presunta relación con los atentados del Domingo de Pascua, en el que perdieron la vida 253 personas.
Solo en las últimas 24 horas fueron arrestadas 20 personas, entre ellas ciudadanos sirios y egipcios, mientras la policía busca a unas 140 personas que podrían tener relación directa con el EI.
«Ahora disponemos de información según la cual hay alrededor de 140 personas en Sri Lanka vinculadas al Estado Islámico; podemos y vamos a erradicarlas a todas muy rápido», dijo el presidente del país, Maithripala Sirisena.
Las autoridades creen que el líder del grupo que llevó a cabo los ataques contra iglesias y hoteles, Zahran Hashim, al que se buscaba desde hacía cinco días, falleció en los atentados.
La serie de ataques ocurridos el pasado domingo casi simultáneamente fueron cometidos por al menos nueve suicidas cargados de potentes explosivos.
Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial, también en Colombo.
Atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y en el que, según datos de la ONU, perdieron la vida más de 40.000 civiles.