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Solidaridad en tiempos duros: un carnicero de la ciudad regala 400 kilos de cerdo


Foto: Fernando Der Meguerditchian

"Es para que todos puedan hacer su locro", aseguró Lucas, el carniero de Junín al 5700 que ya entregó 250 bolsones a vecinos de la zona noroeste

El país atraviesa desde hace tiempo una situación socioeconómica realmente adversa, agravada por la pandemia del coronavirus. Es por eso que, en este contexto, las acciones solidarias significan aún más: con motivo del cercano 25 de mayo un carnicero de Rosario regala 400 kilos de carne de cerdo a sus vecinos «para que todos puedan hacer su locro».

La destacable acción solidaria la tuvo Lucas Leguizamón, un carnicero formoseño que tiene su comercio en Junín 5741, en el barrio Ludueña. Allí se formó una cola de personas, cada una con un número de turno, para poder retirar su bolsón con «patita, cuerito y huesitos de cerdo».

El carnicero contó el motivo de su iniciativa: «Es para que puedan hacer su locro. Mañana vamos a seguir repartiendo la mercadería desde las 8 por orden de llegada”. Y agregó: «Resulta muy duro todo. Diez personas se acercan a pedir y cinco a comprar».

Lucas Leguizamón, el carnicero solidario (Foto: Gentileza Rosario3)

«Cuando hace frío los carniceros conseguimos a buen precio esta mercadería. Hace cinco años que hacemos lo mismo, todos los años. Es lo que siento yo, me hace bien”, aseguró, en declaraciones a Radio2.

Lucas contó que ya había repartido 250 bolsones, además de ropa, yerba y otra mercadería, y que podría continuar este jueves con esa tarea por la gran concurrencia de personas y la “necesidad” palpable.

La carnicería de Junín al 5700

«Soy de Formosa y sé lo que es, no el hambre, pero la necesidad. Lo heredé de mi familia, una familia muy buena, y es lo más valioso que tengo”, agregó.

Para la entrega de bolsones, Lucas organizó un sistema de números para realizar una entrega prolija. “Hace mucho que no se come carne en mi casa. Tengo dos chicos. Eso me pone muy feliz”, dijo una mujer en la cola.

“Hace muchísimo que no puedo comprar un kilo de carne. Tengo 38 años y dos chicos de 13 y 14. Ellos saben lo que pasa. Saben que todo es con mucho esfuerzo. Estudian los dos pero tenemos un solo teléfono para los tres: yo para el trabajo y ellos para la escuela”, relató.