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Solidaridad en tiempos de pandemia: mujeres de Coronel Suárez fabricaron más de cien mil barbijos


Con el propósito de destinarlos al hospital local, 35 mujeres colaboraron con esta iniciativa

Más de 35 mujeres trabajaron desde sus domicilios y con equipamiento propio en la confección de más de 100.000 barbijos con la finalidad de ser destinados al hospital local y a distritos vecinos, en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, caracterizada históricamente por su industria textil y del calzado que con esa experiencia decidió dar una mano para enfrentar el coronavirus.

A raíz de la pandemia por el coronavirus y el aislamiento social, preventivo y obligatorio y teniendo en cuenta la trayectoria textil y la producción del distrito, la comuna que queda a 640 kilómetros de la capital federal y está a cargo de Ricardo Moccero, del Frente de Todos, les propuso a las vecinas que contaban con distintas maquinarias que comenzaran a fabricar barbijos.

«Nos contactamos con el ministerio de la Producción bonaerense y planteamos que estábamos en condiciones de fabricar barbijos porque en Coronel Suárez hay mano de obra vinculada al calzado y textil», señaló a Télam el secretario de Producción de la comuna, Osvaldo Fuentes Lema.

Según indicó, fue entonces que la comuna se contactó con una fábrica para que la Cooperadora del Hospital de Coronel Suárez pudiera adquirir la tela de tres capas, indicada para la realización de los barbijos hospitalarios.

«A partir de allí, tomamos contacto con un grupo de mujeres, que en algún momento llegaron a ser más de 35, que tenían equipamiento en su casa y capacitadas para confeccionar los barbijos», dijo.

Fuentes Lema comentó que se compró la tela tricapa en Buenos Aires y luego en un taller de la localidad se procedió al corte para «luego repartirlos en las distintas casas donde las mujeres los fabricaron teniendo en cuenta la higiene y todo lo vinculado a la desinfección de las máquinas».

Según se indicó, fue determinante la alta calidad de la mano de obra ya que muchas de las vecinas contaban en sus domicilios equipamiento industrial y máquinas hogareñas debido a que habían trabajado en fábricas de calzado y muchas en talleres terciarizados.

«Se fabricaron más de 100.000 barbijos», afirmó el funcionario al señalar que los trabajos comenzaron en marzo luego del anuncio del aislamiento social, preventivo y obligatorio debido a la pandemia por el coronavirus.

Fuentes Lema sostuvo: «Llegamos a entregar más de 70.000 barbijos al hospital de Coronel Suárez como también los enviamos a localidades vecinas».

«La idea fue que, por un lado, se pudiera generar para el área de salud un insumo que realmente necesitaban como son los barbijos y que se pudieron confeccionar con el apoyo de la Cooperadora del Hospital Doctor Raúl Caccavo para comprar la tela a un precio de costo. Y, por otro lado, que las mujeres pudieran ganar dinero en su casa a cambio de su esfuerzo», dijo.

El funcionario contó que «además de haber hecho un trabajo que les permitió ganarse un dinero, todas pusieron el empeño y las ganas porque sabían el destino que tenía eso».

Natalia Flores es una de las vecinas que participó de la iniciativa y contó su experiencia a Télam: «Tengo un tallercito con unas 15 máquinas en las que antes trabajaba armando la capellada de alpargatas para que, en otro taller, le pusieran la suelta tanto de yute como de goma».

La tarea era realmente colectiva: «Yo se lo doy a un taller, ellos cortan, yo hago la costura de la capellada y luego vuelve para que le pongan la suela», explicó la mujer sobre el tipo de trabajo que desarrolla hace cinco años.

Natalia Flores tiene 37 años, está casada, es madre de dos hijos y está vinculada al rubro textil y del calzado desde los 15 años: «La producción de alpargatas se cortó a causa de la pandemia, pero pude seguir con mis máquinas gracias a la confección de los barbijos».

Los últimos años no fueron fáciles: «Estoy trabajando sola y durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri mi taller estuvo prácticamente parado», agregó.

Por eso, Flores valoró la posibilidad de ganar dinero con la confección de los barbijos: «Nos pagaron cuatro pesos por cada uno. Yo sola debo haber hecho alrededor de 5.000 en total porque trabajé ocho horas diarias».

Con todo, la compensación por esa labor no se mide para ella solo en dinero: «Me sentí satisfecha de ayudar porque, más allá de que era para el hospital de Coronel Suárez, me sentí bien al poder hacerlo y además fue una ayuda económica, porque por la pandemia no hubiera tenido nada», expresó.

Coronel Suárez tiene una población de algo menos de 30 mil personas y no se detectaron casos de coronavirus, por lo que la vida fue construyendo una nueva normalidad en las últimas semanas: «Me llamaron a semana pasada para poder arrancar con el trabajo que había quedado pendiente antes de la pandemia», contó Natalia Flores. Y agregó: «Nos gustaría que las fábricas nos tengan en cuenta que de acá podemos trabajar para otros lugares».