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Síndrome de la Cabaña: «Cuando la razón está superada por la emotividad»


En la soledad y el confinamiento afloran distintos problemas para los seres humanos, como este síndrome que afecta a las personas con una alta socialización. CLG dialogó con la psicóloga Cristina Goytía

Poco a poco, y con el transcurso de los días y los resultados positivos de la pandemia del coronavirus que comunican desde la mismísima presidencia de la Nación, el confinamiento se va relajando. Nuevas actividades fueron habilitadas semana a semana y provincias enteras que no presentan casos se preparan para salir de la cuarentena poco a poco. Y con ellas comienzan a verse actitudes flexibles en el comportamiento. Gente que busca escaparle al encierro necesita contacto con otras personas que no estén involucradas con su hogar, ver nuevas caras y tener nuevas conversaciones. Es decir, una vida social activa.

Ante esto crece el concepto del «Síndrome de la Cabaña». ¿Pero qué es esto? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo repercute en la vida de cada uno? ¿A quienes más le afecta? ¿Cómo contrarrestarlo? «Es cuando la razón está superada por la emotividad«, esbozó en sus primeras palabras a CLG la psicóloga cognitiva Cristina Goytía (Matrícula 546).

De igual forma, la profesional explicó que se trata de una «muy mala traducción«, ya que en Estados Unidos y Canadá se suele decir «ir a la cabaña como una escapada de fin de semana para huir de la cotidianidad«. En psicología moderna, el síndrome de la cabaña o de la soledad inquieta es un trastorno del área cognitivo-conductual que hace acto de presencia cuando alguien se somete a períodos prolongados de aislamiento social.

«Es un conjunto de síntomas en el que tenemos saturación y algunas personas tienen que ir a un lugar alejados de la civilización«, definió la mujer con más de 30 años de experiencia en la profesión.

En este sentido lo relacionó con el estrés, aunque aclaró que es mucho más profundo: «Está en la puerta de ser un trauma».

Pero… ¿cómo se lo puede relacionar con la cuarentena?

«Es un síndrome perfecto para esta ocasión«, explicó Goytía debido a que en las grandes ciudades, y con las medidas estrictas, no se puede encontrar escapatoria «a un lugar donde no seas nadie».

Además invitó a pensarlo al revés y mucha gente le escapa al encierro para ser alguien: «¿Sabés cuántos salen con el bolsito de las compras sólo para no tener problemas y aprovecha para caminar?», se preguntó la mujer.

Esto, más allá de parecer una «avivada», se relaciona con la «necesidad de tener un contacto social. «Es ensordecedor estar 50 días en confinamiento. Según la edad y según la personalidad es complicadísimo, para las personas sociables es peor«, agregó la psicóloga que cuenta con cuatro libros publicados relacionados a la psicología.

Cristina confesó que tiene allegados que han llegado a soñar con el simple hecho de compartir un café con sus amigos y por eso advirtió: «Es un problema porque si alguien no aguanta más y sale, además de ser peligroso, la familia va a pensar que la persona que sale no le interesa su entorno«.

Sin embargo, resolvió rápidamente: «Es un problema que desaparecida la cuarentena puede resolverse enseguida«.

Aquí Goytía se paró a explicar que este síndrome está fuertemente relacionado con personas altamente sociables, exigentes consigo mismo e su trabajo o quienes estén acostumbrados a practicar un deporte. También diferenció distintas culturas en las cuales puede crecer o no esta problemática: «Los argentinos lo sentimos más que los japoneses porque somos ‘toquetones‘, queremos abrazar y besar», añadió.

Cómo contener este síndrome de escapismo al encierro

Quedarte en tu casa es fundamental para aplanar la curva de contagiados por coronavirus y así volver rápidamente a la normalidad, lo que también acabaría con este síndrome. Pero hasta ese entonces tendremos que permanecer en confinamiento y tratar de apaciguar la necesidad de socializar.

«Dentro del encierro uno puede escapar», aseguró Cristina Goytía y fue clara en su concepto: «Nadie puede pedirle a uno un pensamiento del escape«. Fue allí que dio ejemplos como viajar a través de internet o organizarte una rutina para llevar adelante tu día. «Sabiendo que nadie puede entrar a nuestra cabeza, tenemos que recurrir a las miles de oportunidades que todo artefacto moderno da. Armarte una rutina porque en cuanto vos ponés orden en tu cabeza desaparece el encierro«.

Por último remató su análisis y dijo: «Una visión negativa es decir que el año está perdido, si estamos recién en mayo«.

«Una actitud lógica cuando no se aguanta más»

La psicóloga relató que este síndrome también se puede dar en la vida cotidiana, haya o no cuarentena. «Necesito que nadie me hable, escapar, ese es el síntoma», suscribió.

Este comportamiento puede estar relacionado con el agotamiento a un trabajo. Y explicó a modo de ejemplo: «Es el síntoma en el cual una persona en determinado trabajo o profesión que la inició, gustó y que ya no la soporta más le causa tanto problema que huye, busca no estar más en algo que lo apasionó. Una actitud lógica cuando no se aguanta más«.

Pero esto se puede dar en el ámbito familiar y aunque estés en una buena relación, «buscás otra por el hartazgo».