El conflicto tomó un giro inesperado el sábado, desde que Hamas impulsó un ataque por cielo, mar y tierra de características extraordinarias
Por Ariadna Dacil Lanza – Télam
El inédito ataque del grupo islamista Hamas a Israel y la preparación de este país para una acción militar sin precedentes implican, según analistas israelíes que dialogaron con Télam, una revisión de las responsabilidades en el Gobierno de Benjamin Netanyahu, al que asignaron una “incapacidad criminal”, pero también de las posiciones para lograr una solución de fondo con los palestinos que “no puede ser militar, sino política”.
El latente conflicto israelí-palestino tomó un giro inesperado el sábado, desde que Hamas impulsó un ataque por cielo, mar y tierra de características extraordinarias y que instaló preguntas del lado de Israel sobre sus severas fallas de seguridad.
Algunos sectores elevan la mirada en la cadena de mando, hasta la coalición de gobierno, encabezada por Netanyahu y que incluye a líderes colonos ultrarreligiosos.
Desde que el gobierno impulsó una reforma del sistema judicial en enero, las divisiones dentro de Israel crecieron y vastos sectores de la población en general se expresaron en las calles denunciando un intento de eliminar la división de poderes e incluso la democracia.
«Los que tienen alguna responsabilidad, militar o política, le habían dicho a Netanyahu que la división interna que venía creando era peligrosa porque le estaba dando una señal al enemigo de que el país estaba débil; parte de los soldados y pilotos dijeron que no iban a servir en un Ejército de un gobierno que impulsa una política antidemocrática”, dijo Lev Grinberg, profesor emérito de la Universidad Ben Gurion, a Télam.
«Esto es una incapacidad criminal del Ejército y del Gobierno; todo el mundo tiene claro que cuando se termine la guerra van a tener que investigar quiénes son los culpables; el cálculo político de Netanyahu es si lo van a sacar”, agregó.
El sociólogo sostuvo que estas divisiones hacían prever un ataque “de algún lado”, pero que la sorpresa del de Hamas “fue táctica; el cuándo y además el cómo atacaron; nadie sabía que tenían esas capacidades”.
Otra de las críticas al gobierno es que éste estaba concentrado en el territorio palestino de Cisjordania, donde impulsó un incremento “récord” de las construcciones de colonias y donde la Fuerza de Defensa Israelí (IFD, en inglés) protagonizaron una serie de incursiones.
Los asentamientos judíos en esos territorios crecieron a punto tal que hoy hay más de 750.000 colonos israelíes en los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este, según la ONG israelí Peace Now.
El gobierno «estaba ocupado con los ataques de los colonos a los palestinos en Cisjordania y el Ejército estaba allá para defender a los colonos que van provocando contantemente; eso estaba clarísimo, pero no el abandono en la frontera y tanta incapacidad para reaccionar», dijo Grinberg.
El ex director del Shin Bet -el servicio secreto interior israelí- Amihai Ayalon (1996-2000) dijo el viernes al diario español La Vanguardia que “la narrativa palestina es: ‘cedimos nuestro sueño y lo que obtuvimos fue más ocupación’”, en tanto la israelí es “’les dimos todo y ellos nos respondieron con terror’”.
Los palestinos aducen que en lugar de obtener el reconocimiento territorial para la creación de su Estado, no solo crecieron los asentamientos, sino que también se consolidó la idea de un “apartheid”, como señalan Amnistía Internacional y Human Rights Watch, por la existencia de un doble estándar para ambas poblaciones en esos territorios.
A partir de su integración a la coalición de gobierno, representantes del movimiento colono profanaron lugares sagrados para los palestinos musulmanes e impulsaron pogromos como el que provocaron en el poblado palestino de Huwara en febrero.
Parte de la población israelí denunció la inacción de las fuerzas de seguridad de Israel frente a esos episodios.
Otro punto, incluso citado por los extremistas de Hamas y por el que juraron venganza, fue el cambio del statu quo que existía en Jerusalén con respecto a los lugares sagrados para las tres religiones monoteístas, según el cual la explanada donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa (tercer lugar sagrado para musulmanes) puede ser visitada por judíos -ya que allí también se encuentra un lugar sagrado para esta religión- pero no pueden rezar, pero esto fue incluso vulnerado por ministros del gobierno.
En lo que Ayalon denominó la posición israelí, abrevan posturas que recuerdan que los palestinos no aceptaron las ofertas israelíes para firmar la paz -aunque estas implicaban por ejemplo ceder la administración de los lugares sagrados-, y las críticas a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que controla Cisjordania, como interlocutor.
A la ANP le endilgan no ser una referencia clara para los palestinos, tanto los que viven en ese territorio, la Franja de Gaza, ciudades árabes dentro de Israel y en el exterior.
Además, el reverso de esa falta de liderazgo, estiman, es el crecimiento de grupos armados que desde la década del 90 apelaron a atentados suicidas y a la violencia contra civiles como forma de “resistencia”, y que incluso no siempre son condenados por la ANP.
En tanto, pese a las críticas a Netanyahu, la primera reacción de los liderazgos políticos israelíes fue el llamado a la formación de un gobierno de unidad.
«En el momento en que surgen ese tipo de masacres, toda la cuestión de la división interna se termina y todos quieren ser parte», dijo Grinberg.
Por su parte, Mario Sznajder, profesor emérito de Ciencia Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo a Télam que “en una situación de guerra, toda la revisión del pasado se aplaza”.
“Probablemente, Benny Gantz y su partido (Unidad Nacional), se adhieran al gobierno. Algunos recibirán el cargo de ministro sin cartera y la idea es establecer un gabinete de seguridad nacional. (El ex primer ministro Yair) Lapid puede que termine adhiriendo, pero los partidos de la extrema derecha, los religiosos nacionalistas del Gobierno, se oponen a esto porque los desplazaría a ellos de la dirección de la guerra”, estimó.
La reunión de Netanyahu con los opositores que quieren formar un gobierno de unidad se pospuso para este miércoles por la mañana.
Grinberg apuntó que algunos de estos líderes, pusieron condiciones que Netanyahu “no puede aceptar”, ya que cuestiona a los miembros más extremos de su coalición, pero que son el sostén del Gobierno.
Además, estimó que Netanyahu está “desconectado” y no muestra un “liderazgo claro”.
“Hay más de 100 rehenes y no dijo qué va a hacer con ellos, incluso decidió bombardear Gaza a pesar de ellos. Su actitud siempre es ‘qué bien que me comporté’. Y el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, no apareció. Saben que la población los ve como responsables, tanto desde la derecha como desde la de izquierda”, agregó.
Si bien el escenario inminente se prefigura militar, el politólogo estimó que esta vía no conducirá a una solución del conflicto, sino que esta debe ser “negociada y política» y va a tardar «mucho tiempo”.
“Los palestinos quieren tener su país. Israel tiene su país. El problema es cómo llegar a las circunstancias que conduzcan a una negociación y luego materializar lo que se acuerda”, dijo Sznajder.
“Seguir con esta ronda de estallidos no conduce a ningún lado y eso debería decirle algo a quienes tienen ideologías extremas, tanto en la derecha nacionalista religiosa israelí como entre los islamistas fundamentalistas de Hamas y Yihad Islámica, a menos que no les importe sacrificar a sus propias sociedades”, valoró.
Ambos analistas estimaron que la opinión pública internacional acompaña en un primer momento a Israel, pero prevén que los crecientes bombardeos a Gaza, e incluso una posible incursión por tierra, termine por mellar esa imagen.