La influencia del "Cholo" no se agota sólo en los ocho títulos sumados desde su llegaba al banco hacia finales de 2011, con los que se despegó de un prócer "colchonero" como Luis Aragonés, responsable de 7 logros
El argentino Diego Simeone, flamante campeón de LaLiga de España, se consagró ayer como el DT más ganador del Atlético de Madrid, una estadística que ratifica su condición transformadora en la historia del club.
La influencia del «Cholo» no se agota sólo en los ocho títulos sumados desde su llegaba al banco hacia finales de 2011, con los que se despegó de un prócer «colchonero» como Luis Aragonés, responsable de 7 logros, entre ellos, la única Copa Intercontinental de Clubes en 1974 ante Independiente de Avellaneda.
El valor de su aporte se aprecia en mayor dimensión con el constante protagonismo del equipo en todas las competencia que disputó, hecho expresado con rotundidad en la propia Liga toda vez que Atlético no bajó del podio en las nueve temporadas con el «Cholo» para terminar con un ciclo irregular en la década anterior que transitó entre el cuarto y undécimo lugar del campeonato.
Con Simeone, además, Atlético de Madrid alcanzó dos finales de la Liga de Campeones de Europa (2014 y 2016), perdidas con mucha dignidad ante su clásico rival, Real Madrid, al que justamente hoy postergó en la definición de la temporada 2020/21.
Nacido y criado en el barrio porteño de Palermo, el hoy entrenador del Atlético de Madrid ha cultivado su devoción por el fútbol desde que tiene memoria y los registros dan cuenta de que lleva nada menos que 34 años en el ámbito profesional.
Debutó en la Primera División de Vélez a los cinco meses de haber cumplido 17, a los 20 ya jugaba en el Calcio y se entrenaba con la Selección Argentina que dirigía Carlos Salvador Bilardo y todo lo demás ya es cosa de un currículum admirable.
Por las dudas, entonces, para legos, despistados o desentendidos, valdrá la pena reponer que antes de consumarse como el Gran DT que es hoy, Simeone labró una copiosa y luminosa trayectoria en pantalones cortos.
Por saber: 19 temporadas, 639 partidos, 102 goles, siete camisetas de clubes (Vélez, Pisa, Sevilla, Aleti, Inter, Lazio, Racing), con sendas vueltas olímpicas en Madrid, Roma y Milán, más el indisimulable bonus de 102 partidos internacionales con la Selección y participación en tres mundiales, Estados Unidos 94, Francia 98 y Corea-Japón 2002.
Fueron aquellos los tiempos del «cuchillo entre los dientes», un lema que honró desde el primer momento que se puso el buzo de entrenador, en Racing hacia febrero de 2006, con inmediata rúbrica al frente del Estudiantes de La Plata que le birló el Torneo Apertura a Boca, en el Amalfitani, el 13 de diciembre de ese mismo año.
«El esfuerzo no se negocia», «no ganan siempre los buenos, ganan los que luchan» y «como dice mi amigo Nelson Vivas, sólo en el diccionario Éxito está antes que Trabajo», son algunos de los apotegmas de quien en menos de tres lustros ha cosechado laureles que han sido remisos o francamente ajenos a más de cuatro coaches muy capacitados.
Diez coronaciones (ocho en el Aleti de Madrid, una en Estudiantes y una en River), cinco subcampeonatos, más el mérito de haber mantenido en la Serie A al modesto Catania del sur de Italia, jalonan un palmarés favorable por donde se mire.
Pragmático hasta el punto de promover el rechazo de una buena parte de la comunidad futbolera, héroe o villano, en todo caso héroe y villano, es Simeone el indiscutido buque insignia de los entrenadores argentinos de la camada del año 70 y uno de los más prestigiosos a nivel mundial.
De 51 años, esposo de Carla y padre de Giovanni, Gianluca, Giuliano, Francesca y Valentina, el «Cholo» aguarda la concreción que alguna vez lo hizo en la intimidad su padre, Carlos Alberto: «Algún día vas a ser el técnico de la Selección, pero después de los 50».