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Siguen los combates entre Armenia y Azerbaiyán pese a los llamados internacionales de paz


Desde el domingo, los dos bandos se acusan de haber multiplicado los bombardeos en las zonas urbanas habitadas

 

Fuerzas armenias y azerbaiyanas continuaron hoy sus combates en la región separatista de Nagorno Karabaj, pese a los llamados a una tregua y el alto precio que están pagando los civiles en estos diez días de enfrentamientos.

Desde el domingo, los dos bandos se acusan de haber multiplicado los bombardeos en las zonas urbanas habitadas, especialmente en la capital de los secesionistas armenios del Karabaj, Stepanakert, y la segunda ciudad de Azerbaiyán, Ganya.

Hoy por la mañana, la calma reinaba en Stepanakert tras una noche relativamente tranquila en la que, aprovechando que no había ataques, los habitantes salieron de sus casas para poder comprar comida, informó la agencia de noticias AFP.

El Ministerio de Defensa de Azerbaiyán afirmó que había causado «graves pérdidas humanas y de material militar» al adversario, y señaló que «las tropas armenias se vieron forzadas a retirarse».

El presidente de la república sin reconocimiento internacional formada por los separatistas Nagorno Karabaj, Arayik Harutyunian, declaró que su Ejército «cumplía con éxito sus labores» y que «todo estaba bajo control».

Desde el inicio de los enfrentamientos, ambos bandos aseguran haber infligido enormes daños a su enemigo, aunque ningún bando parece haber aventajado al otro de forma significativa.

Nagorno Karabaj es un territorio azerbaiyano poblado mayoritariamente por armenios que proclamó su independencia en 1991, lo que desató una guerra que se saldó con 30.000 muertos.

Los enfrentamientos que estallaron el 27 de septiembre produjeron una de las crisis más graves, si no la más, desde el alto el fuego de 1994, que hace temer una guerra abierta entre estas dos antiguas repúblicas soviéticas

El presidente azerbaiyano, Ilham Aliev, cuyo país rico en petróleo hizo grandes inversiones en armamento moderno, prometió recuperar Nagorno Karabaj y y descartó cualquier tregua sin la retirada militar armenia de la región.

También exigió «disculpas» del primer ministro armenio, Nikol Pashinian.

Hasta ahora, ambos países desoyeron los llamados a un alto el fuego de la comunidad internacional, que vinieron sobre todo de parte de Rusia, la potencia regional que desde hace tres décadas dirige, junto a Francia y Estados Unidos, el Grupo de Minsk, que media en el conflicto.

Azerbaiyán cuenta con el pleno apoyo de Turquía, único país musulmán miembro de la OTAN, cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, insta a una reconquista militar del territorio separatista.

En estos diez días de combates, el balance de 265 muertos sigue siendo muy parcial, puesto que Azerbaiyán no anunció pérdidas militares, y entre los civiles, dio cuenta de 46 decesos. Karabaj informó de 219 militares y 19 civiles muertos.

Ambos bandos afirman sin embargo haber matado a entre 2.000 y 3.500 soldados enemigos.

Turquía, que alienta Azerbaiyán a proseguir su ofensiva militar, es criticada por los países occidentales por atizar el conflicto y acusada de haber desplegado mercenarios islamistas en el enclave traídos desde Siria.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, exhortó a Turquía a «utilizar su influencia para calmar las tensiones».

Hoy, el jefe de la diplomacia turca, Mevlut Cavusoglu, tiene previsto viajar a Azerbaiyán para «tratar la situación en la región bajo ocupación armenia». Se trata del primer desplazamiento de este tipo desde el inicio de las hostilidades.