Por Mariela Fumarola (*)
Este invierno amenaza con ser el más frío en muchos años y los que estamos cerca de las personas que están en situación de calle o en riesgo de estarlo nos organizamos como cada año para abrigarlos y ofrecerles un plato de comida caliente.
El aumento de las personas en estado de vulnerabilidad es notorio para cualquiera de los que circulamos por la Ciudad de Buenos Aires. Los barrios que históricamente presentaban los porcentajes más altos de personas sin vivienda, observan un agravamiento del problema de tal forma que hay nuevas zonas en las que hasta hace unos años los vecinos no convivían con esta realidad.
La solidaridad creciente de voluntarios en los últimos años ha conseguido una disminución importante de mortalidad por hipotermia.
Hace 10 años morían más de 60 personas en situación de calle en época invernal, pero en lo que va de este año han fallecido 3 personas (1 en Viedma, otra en Jujuy y la tercera en Tucumán).
El logro de la empatía, la constante insistencia en la mirada hacia el otro, hacia el dolor ajeno, sea cual fuere, ha salvado y salva vidas.
El avance de la solidaridad ha sido constante, año tras año hemos aprendido a mirar y a no quedarnos con esa sensación de tristeza o angustia que nos genera aquel señor/señora solos o con niños, que veíamos desde la ventanilla del colectivo durmiendo en la calle o sentados esperando que las horas pasen.
El ciudadano común fue haciendo su proceso, modificó el no mirar o quedar paralizado por el actuar en forma solidaria, alentado por las campañas de Red Solidaria y contagiado por la acción de tantos grupos de voluntarios que comunican lo que hacen por medio de las redes sociales.
A los voluntarios se los puede ver en las noches de invierno en pequeños grupos recorriendo la ciudad, charlando, abrazando, compartiendo una comida, un abrigo. Este es el gesto que contagia a los vecinos, los amigos, los compañeros de trabajo y así es que cada vez somos más y podemos organizarnos para llegar a más personas que nos necesitan.
Cada vez más personas deciden hacer algo para ayudar, ya sea acercándose a quien está en la calle para hablar, llevar una frazada o abrigo en el auto por si alguien la necesitara, comunicarse con los grupos que recorremos para avisarnos donde han visto una persona durmiendo en la calle y no dejar a ese hermano en peligro, estos voluntarios espontáneos no esperan de un gobierno, ni de nadie, ellos hacen el «mientras tanto».
Las muertes por frío son evitables. No podemos permitir que haya muertes por frío entre tantas personas vivas, si alguien muere por frío estamos fallando como sociedad.
(*) Integrante de Caminos Solidarios (grupo de voluntarios que hace recorridas nocturnas por la Capital para asistir a gente en situación de calle). Para donaciones comunicarse al email m.puentesolidario@gmail.com.