Es un día especial para uno de los edificios más emblemáticos de la salud pública argentina: el Hospital Centenario cumple 109 años. Marcela Benevento, quien dialogó con CLG, trabaja allí desde hace más de tres décadas y contando
Por Santiago Ceron
Este viernes es un día especial para uno de los edificios más emblemáticos de la salud pública argentina: el Hospital Provincial del Centenario (HPC) festeja su 109 aniversario. Los antiguos muros del mítico hospital rosarino cumplen años con la premisa de seguir siendo un centro de salud de referencia en el país.
Este hospital fue fundado en 1910 con motivo de cumplirse cien años de la Revolución de Mayo, justamente de allí proviene su nombre. Más de un siglo después el Centenario mantiene parte de su estructura original, pero también muestra un proceso de modernización en distintas áreas, siendo el ingreso por calle Urquiza la última renovación.
Las numerosas salas y habitaciones que componen este histórico lugar le dan lugar a muchos de los mejores médicos que surgen de la Facultad de Medicina de la UNR, adyacente al hospital. Pero, no son sólo los doctores quienes le dan prestigio al Centenario, sino también toda la estructura del personal que lo sostiene.
Una pata fundamental de esa estructura son los y las enfermeras, trabajadoras incansables que son tan necesarias para la atención médica hospitalaria como los doctores mismos. Por eso, con motivo del 109 aniversario del Hospital del Centenario, CLG dialogó con Marcela Benevento, Licenciada en Enfermería y enfermera jefe del área de neonatología, quien lleva 35 años de servicio en el HPC.
Marcela comenzó a trabajar en el Centenario allá por 1984, pero su relación con el hospital comenzó durante sus años de estudio (plena dictadura militar), ya que la Escuela de Enfermería funcionaba allí dentro: «El hospital era otro. Los cambios más importantes fueron en complejidad. Cuando ingresé en neonatología teníamos 8 incubadoras, hoy tenemos 18 y todas son unidades de alto riesgo».
«También hubo mejoras edilicias, como el área de terapia intensiva que se modernizó totalmente. Además, la nueva fachada de ingreso le ha dado otra dinámica, lo ha modernizado. Pero siempre hay cosas para mejorar, es un edificio de más de 100 años donde hay áreas que necesitan ser reformadas», agregó.
Pasar más de tres décadas trabajando en un lugar da una visión especial sobre el tema, y Marcela está convencida de que lo más importante a defender es la salud pública: «En 35 años pasé por distintas gestiones provinciales y han habido marchas y contramarchas, momentos en los que estuvimos mejor que otros. Pero siempre rescato que la salud pública que se ofrece es de calidad, uno tiene que valorar y hacer valorar lo que tenemos y que es de cero costo».
«Uno siempre exige más porque queremos lo mejor, pero es un derecho que hay que defender. A veces el usuario no lo valora tanto porque lo tiene naturalizado», añadió.
«Yo elegí al Centenario»
Ser enfermera no es un trabajo fácil y nunca lo fue. Son las encargadas de cuidar y controlar a los pacientes internados y muchas veces son las primeras en responder ante una complicación. Marcela explicó por qué eligió esta profesión para su vida: «Me apasiona mucho, pero de la enfermería me fui enamorando a medida que la fui transitando».
Según relata Marcela, hace 35 años la realidad de los y las enfermeras era diferente: «Cuando yo estudiaba éramos muy pocos los que ingresábamos, alrededor de nueve por año. Por eso cuando nos recibíamos teníamos muchas ofertas laborales y buenas, uno podía elegir». Y añadió: «La Escuela de Enfermería estaba dentro del Centenario y eso hizo que yo elija este hospital, yo elegí estar acá».
Pero, las enfermeras hoy no atraviesan la misma realidad que en aquella época: «La situación de la enfermería es compleja en distintos aspectos. Si bien ha mejorado en la valoración que tiene, no somos reconocidas como profesionales. Son aspectos contradictorios porque verbalmente te reconocen, pero no en los papeles».
Al ser consultada sobre por qué eligió trabajar con los niños, Marcela explicó: «Comencé en pediatría porque me gustó desde que estudiaba. Cuando entré acá te indicaban cuáles eran las áreas que estaban disponibles, y en cuanto me lo propusieron acepté». Y agregó: «Ya siendo enfermera jefe había una necesidad de organizar neonatología y en 1992 me designaron en ese área. Tiene su complejidad, tiene un alto índice de estrés y responsabilidad».
Dedicación y compromiso
Trabajar en el Centenario implica un desafío extra, porque no sólo salvan vidas, sino que lo hacen en una estructura que tiene más de 100 años que, si bien fue parcialmente renovada, todavía tiene sectores que se han quedado en el tiempo. Y allí es donde aparece la labor de sus profesionales: «Nosotros mismos estamos muy encima para mantener y mejorar el servicio. Trabajamos en conjunto con la Jefatura Médica para que no caiga demasiado».
«Este es un hospital de referencia, no sólo para la ciudad sino para la región. A nivel profesional no hay techo, cada vez que se sube un escalón hay que crear uno nuevo, hay que apostar a futuro», subrayó.
Luego de más de tres décadas de servicio, a sus 57 años Marcela deja un legado en el Hospital Provincial del Centenario: «Espero dejar atrás educación, formar un recurso humano sólido, tenemos que demostrar que somos profesionales, espero que continúe por un camino de crecimiento». Y concluyó: «Si tuviese que volver 35 años atrás volvería a elegir al Centenario por encima de cualquier otro, es el hospital que elijo».