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«Si sólo nos centramos en protocolos de seguridad, los mayores mueren de pena»


La gerontóloga española Lourdes Bermejo participó del conversatorio virtual organizado por PAMI por el Día Mundial de Toma de Conciencia Contra el Abuso y Maltrato en la Vejez, que se conmemora el próximo lunes

Si no se utiliza la creatividad para flexibilizar el aislamiento en las residencias de larga estadía (conocidas como geriátricos), sin descuidar los protocolos de seguridad, las personas mayores no van a morir por coronavirus pero sí de pena, aseguró este viernes la gerontóloga española Lourdes Bermejo.

Actual vicepresidenta de Gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, y referente mundial de la temática, Bermejo fue invitada a un conversatorio virtual organizado por PAMI por el Día Mundial de Toma de Conciencia Contra el Abuso y Maltrato en la Vejez, que se conmemora cada 15 de junio.

«Un asistente social de mucha experiencia y muy reconocido, me contaba que su tarea más importante de estos días era ir al supermercado y preparar una bolsa con los chuches (dulces o snacks) favoritos de cada residente», relató Bermejo, en una clase magistral sobre buen trato en residencias de larga estadía.

Con este ejemplo sencillo, más el de una trabajadora de una residencia que había reemplazado los abrazos por «cantarle a cada residente su canción favorita», la especialista ejemplificó formas creativas que «permiten que el aislamiento físico no sea un aislamiento emocional».

Desde su casa en España, Bermejo describió que en ese país «hemos visto la etapa pre-Covid, el pico de la pandemia y ahora estamos viendo los efectos pos-Covid, con muchas personas con secuelas emocionales, psicológicas y cognitivas graves».

Entre los ejes de su ponencia, que estuvo dirigida más que nada a directivos de instituciones geriátricas, la especialista apuntó a determinados ejes clave para mejorar la situación.

«La información es muy importante. Si una persona no tiene información no tiene control sobre su vida, y sin eso no hay dignidad. No se puede ocultar información sobre lo que pasa en la residencia ni sobre lo que sucede afuera, por supuesto que a cada uno hay que contarle de forma que lo pueda comprender», sostuvo.

Y continuó: «El cuidado del personal es también fundamental, cuidar al que cuida, preguntarle cómo está, qué problemas tiene y aunque uno no pueda resolver todo hay que acompañar».

La especialista llamó a no olvidar «la ayuda mutua» que las personas mayores se dan entre sí, y a fomentar esas redes de apoyo entre los propios residentes.

«Si no se flexibiliza el aislamiento con creatividad, si sólo se trabaja en función de la rigidez del protocolo, se deshumaniza la existencia de los residentes, y la del personal también; esto no implica que se vote si se aplica el protocolo o no, eso está fue de discusión», concluyó.

La charla, titulada «Reflexiones y aprendizajes para un mejor acompañamiento de las personas mayores que viven en residencias», estuvo coordinada por Mónica Roqué, secretaria general de Derechos Humanos, Gerontología Comunitaria, Género y Políticas de Cuidado de PAMI.

En Argentina hay alrededor de 3.600 residencias de larga estadía; la obra social de jubilados y pensionados tiene convenio con 563 de gestión privada y tiene cinco de gestión propia, donde residen unas 22 mil personas mayores en total.

Desde que comenzó la pandemia y hasta el 10 de junio, se registraron 189 casos de coronavirus confirmados en residencias de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Chaco y Entre Ríos, y 53 personas fallecidas, con un promedio de edad de 82 años.