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Seúl: mujeres protestan contra la pornografía con cámaras espías


Decenas de miles de mujeres surcoreanas se manifestaron el sábado en Seúl exigiendo castigos más duros contra los hombres que las graban en baños públicos o vestuarios y publican las imágenes en internet, una práctica en auge que provoca creciente indignación.

Unas 70.000 mujeres participaron en la manifestación según las organizadoras, a pesar de una ola de calor sin precedentes que llevó los termómetros hasta los 37º C.

«¡Los baños de mujeres en este país están plagados de cámaras espías! Por favor, repriman estos delitos», coreaban las manifestantes en la Plaza Gwanghwamun de Seúl, lugar habitual de las protestas en la capital surcoreana.

«No podemos seguir viviendo así» o «Corea del Sur: el país de las cámaras espías», podía leerse en las pancartas.

Muchas de las manifestantes cubrían sus rostros con pañuelos, sombreros, gafas de sol o máscaras quirúrgicas después de que participantes en protestas anteriores a favor de los derechos de la mujer fueran víctimas de ciberacoso y amenazas.

Estas manifestaciones comenzaron en mayo en Seúl y desde entonces han ido batiendo récords cada mes hasta convertirse en las mayores protestas organizadas por mujeres en Corea del Sur, donde el movimiento #MeToo desató una ola sin precedentes de activismo feminista. Este sábado había, según las organizadoras, 10.000 participantes más que la vez anterior.

Encendedores, relojes, llaves o corbatas

La principal causa de las protestas son las denominadas «cámaras espías»: en este país gran productor y consumidor de nuevas tecnologías se descubren a diario casos de hombres que graban en secreto a las mujeres en baños públicos, en escuelas, en oficinas, en trenes…

La cuarta mayor economía de Asia está orgullosa de sus progresos tecnológicos, desde un internet de muy alta velocidad hasta sus smartphones punteros.

Pero dichos avances también dieron lugar a un ejército de pervertidos tecnológicos que comparten estos videos masivamente en chats y otras plataformas de internet o los utilizan para anunciar webs de apuestas o de prostitución.

El número de denuncias de este tipo de delitos cometidos con cámaras espías pasó de unos 1.100 en 2010 a más de 6.500 el año pasado y los acusados incluyen a maestros de escuela, profesores universitarios, sacerdotes e incluso a un juez.

Las manifestantes piden al gobierno que endurezca los castigos para los autores de los videos -la mayoría de los cuales son simplemente multados o condenados a prisión con penas en suspenso- y que cierre las páginas web que difunden las imágenes.

Estos delitos se han vuelto tan habituales que mujeres policía inspeccionan con regularidad los baños en lugares públicos, incluidas las estaciones de metro, con detectores especiales en busca de cámaras de video ocultas en las paredes.

Todos los fabricantes de smartphones vendidos en Corea del Sur deben equipar sus aparatos con un dispositivo que emita un fuerte sonido cada vez que se haga una fotografía, pero muchos hombres utilizan aplicaciones para silenciarlos o recurren a cámaras ocultas en anteojos, encendedores, relojes, llaves de coche o incluso corbatas. Corea del Sur es un país profundamente conservador y patriarcal.